Tener un destinado o encontrar a tu alma gemela es un regalo que, en sus orígenes, solo se otorgó un omega valiente y audaz. Fue una sorpresa para muchos que este don se transmitiera a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, y así sucesivamente, generación tras generación, permitiendo que más personas tuvieran la dicha de conocer a su destinado. Sin embargo, a pesar de que hoy en día son más los que poseen este regalo, sigue siendo un privilegio reservado para unos pocos, como es el caso de Franco Colapinto. Aunque él estaba agradecido por este don, nunca le prestó mucha atención hasta que se casó con alguien que no era su destinado. Este evento provocó una conmoción no solo en su vida, sino en el mundo entero. Se estableció la regla conocida como "La Regla de Colapinto": un hijo de padres destinados no puede enlazarse con alguien que no sea su destinado.