Un año ha pasado, y aunque intenté seguir adelante, la ausencia se siente como un peso constante. El tiempo, que debería haber sido un aliado para sanar, solo ha hecho que todo duela más, que los recuerdos se vuelvan más nítidos y los vacíos más profundos. Ahora tengo que regresar. Terminar las pasantías es mi único objetivo, aunque eso signifique volver a un lugar lleno de fantasmas del pasado. Me dije a mí misma que todo lo que pasó pertenece a otro capítulo de mi vida, pero la verdad es que aún no sé qué vendrá después. No puedo evitar preguntarme si tomar esa decisión hace un año fue lo correcto. Lo que sé es que ya no soy la misma persona. Y aunque he intentado convencerme de que el tiempo cura todo, las cicatrices aún están ahí, recordándome que el pasado no se deja atrás tan fácilmente. Ahora, estoy por descubrir qué queda después de haberlo dejado todo.