Para algunas personas ser ellas mismas es un largo camino, lleno de sinsabores y dificultades, que van más allá de salir del closet. Implica un bisturí y un cambio de identidad, un atreverse a corregir a la naturaleza que les hizo nacer en el cuerpo equivocado. También significa aceptar que no se puede ser feliz solo, que ser reconocido y amado es algo vital, aunque mostrar lo vulnerable que eres sea lo que más temes. De todo eso trata esta historia. ________________________________ Nota de la autora Publiqué este relato hace tiempo, en la antología Ailofiu de la Editorial Khabox, por eso está ambientado en España. Me he tomado tiempo para corregirlo y ampliarlo. Investigué mucho para poder describir algo de lo que implica ser trans. Espero haber hecho un trabajo aceptable. Mi intención fue tratar el asunto con respeto. Rechazo la transfobia en todas sus formas. El mundo sería mejor si dejáramos de estrechar nuestros horizontes y nos abriéramos a una fraternidad incluyente. No hay nada en las distintas religiones, filosofías y culturas que aceptamos como válidas que nos impida tratar al otro con respeto. Si eso no basta, la buena educación establece tratar a los demás con cortesía. Cada vez que alguien agrede a otra persona por ser diferente, está deshumanizándose. Ser verdaderamente humano es un largo camino que nos lleva a ser fraternos. Todas mis historias tienen esa sentencia implícita. Espero que Único sirva para ampliar algunos horizontes.