Me sentía incomprendida y vacía, quería poder acurrucarme en los brazos de alguien esperando ser bien recibida, compartir mi historia y encontrar un amigo que me igualara en ese aspecto. Ningún chico de padres separados me entendería, pues a ninguno le importaba aquello, y no había personas que hubieran luchado con lo mismo que yo, hasta que él apareció. Yo quería un chico que conociera mis sueños y metas, que llegara a lugares en mí donde más se retuerce mi alma, a veces por el dolor, por secretos oscuros, donde todo era visible y a la vez invisible. Yo quería alguien con quien salir a tomar un café, reír hasta agotar la ultima molécula de oxígeno en mis pulmones, llorar hasta quedar dormida, y un pecho al cual aferrarme para sentirme protegida. Quería alguien que alterara todas mis emociones cuando lo viera, y que me hiciera estallar al sentir su tacto. Todo lo tenia él, mi mejor amigo. Pero también quería amor, y no solo el amor que un amigo podía ofrecerme, quería más, y el no iba a ver en mi más que una amiga, sólo eso, una amiga.