Para ser padres no existe un manual de instrucciones, menos aún un manual de como entender a los hijos adolescentes. Aun cuando intentemos, siempre los papas terminamos siendo culpables de todo cuanto les sucede, pero no de lo bueno, sino de lo malo. Son como nuestros eternos maridos acusadores, todo es nuestra culpa, pero nada de lo bueno tiene ni una pizca de mérito de nuestra parte. Tengo dos hijas, imposible decir una buena y una mala, pues las dos son geniales, pero muy, muy, muy, demasiado diferentes. Siempre pensé que la adolescencia esa palabra y esa etapa son sinónimos de locura explicita, pero esto ya es un loquero. Este libro es una bitácora de experiencias compartidas entre mis hijas, sus amigos y yo: que siempre termino siendo como todo padre de adolescente: la mala de la película-