𝑬𝒗𝒆𝒏 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒍𝒊𝒇𝒆 ✧ s.ʜ.ᴡ ﹢ ʏ.ᴋ.ʜ

I

Dinastía Joseon

Año 1591

Wang Kihyun

Habían pasado 5 días desde que la dinastía Joseon venció a la Goryeo en una fatal guerra por poder territorial; Kihyun se encontraba acurrucado en un rincón del gran y frío calabozo que lo rodeaba por completo, le habían cambiado sus prendas finas y suaves de príncipe heredero por unas baratas y rasposas -además de sucias- que no le transmitían ningún tipo de calidez, provocando el tiritar intenso que se expandía a lo largo de su cuerpo.

Su cabeza se encontraba hecha un caos total, pensando cómo había llegado a estar en la situación en la que se hallaba en ese preciso momento, las imágenes de los cuerpos de sus padres yaciendo en el suelo junto a otras miles de personas que conocía lo atormentaban todo el tiempo; los días transcurridos se habían sentido como segundos que recopilaba en su mente, aun sin poder procesarlo correctamente.

En ese momento, con su mente abrumada por bastantes pensamientos inquietantes, la pesada puerta que lo mantenía encerrado emitió un estridente sonido, señal de que estaba siendo abierta con ningún fin positivo.

— ¡Muestre respeto a su Majestad! —Gritó uno de los guardias, apenas y podía ver su silueta dándole paso al responsable de las muertes de sus padres.

— ¿Cómo está nuestro príncipe heredero? —Dijo el rey con un deje de burla en su voz. Podía distinguir su silueta por la poca iluminación que entraba desde afuera, pero no pudo verle la cara hasta que otro guardia ingresó con una antorcha—. ¿Está teniendo una buena estadía?, está consciente de que tiene mucha suerte de estar vivo ¿no?, creo que sus padres no pueden decir lo mismo.

— Pronto estarás en la misma situación que ellos —Farfulló Kihyun, sintiendo el ardor en su garganta después de pasar tanto tiempo con el frío que le calaba hasta los huesos.

—Vaya... el príncipe todavía tiene agallas —Respondió el hombre, sin dejar de lado su tono burlesco, su sonrisa de satisfacción se hacía cada vez más amplia y eso molestaba al pelinegro de sobremanera—, lamento comunicarle joven Wang, que eso no sucederá —Kihyun pegó su cuerpo lo más que pudo a la pared cuando el rey hizo el amago de acercarse—. Pero déjeme decirle que será lo que sí pasará —Su estúpida sonrisa se desvaneció por completo, dando paso a su expresión sombría y absolutamente seria, Kihyun mentiría si dijera que no le había causado algo de terror— Tú, Wang Kihyun, hijo del Rey Wang Hyosuk y la Reina Misoo, ex Príncipe Heredero y único sobreviviente de la guerra contra la disuelta dinastía Goryeo, te quedaras encerrado en este fúnebre calabozo el resto de tu vida, te pudrirás aquí como evidencia de lo que le podría pasar a otros si se atreven a desafiarme, tal como lo hizo tu padre.

— ¡Mi padre nunca se metió con usted! ¡Él era un hombre bueno que solo buscaba el bien de su pueblo! —bramó el pelinegro, alterándose ante la ruin mención de su adorado padre. ¿Cómo podía atreverse a tan siquiera pensarlo después de todo lo que había hecho contra él?

— Crees conocer a tu padre pero no sabes ni la mitad de las despreciables cosas que hizo, solo te dejó ver lo que quería que vieras y tú como un crédulo te conformaste con ello —exclamó—. ¿Acaso crees que la muerte de tu tío Hyojoon fue simple casualidad?, tu padre fue tan descarado que incluso te uso en su plan, ¿aun así vas a defenderlo?

Los recuerdos de su niñez abrumaron su mente en cuestión de segundos, destacando uno en particular que nunca había analizado con profundidad.