4• Camuflaje

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Los depuradores comenzaron a caminar, se estaban yendo, Jaeden creyó que lo habían dejado en paz hasta que una femenina voz le sacó de sus pensamientos.

— Hey, chico — Le llamó ___ colocándose en cuclillas para estar a su altura — Vamos, anda.

Jaeden seguía sin moverse, parecía un pequeño hamster asustadizo en algún rincón de su jaula.

___ rodó los ojos y tomó al chico de su chaqueta, dio un tirón y Jaeden se puso de pie en seguida, a tirones lo llevó entre los callejones para llegar a su sede central.

El chico escuchaba cada vez más cerca los gritos de auxilio de las pobres personas que habían sido alcanzadas por alguna bestia, a los lados de los callejones podía notar como chicos de su edad asesinaban a personas sin ninguna pisca de remordimiento, las torturas y las trampas también se hacían notar a medida que avanzaba.

— Entra — Ordenó ___. Jaeden noto como la chica le señalaba una puerta de metal en un callejón.

Trago saliva duro, había escuchado la historia en donde tiempos antiguos engañaban a las personas para secuestrarlos, llevarlos a una puerta en un callejón (similar a la que le señalaba la chica) y convertirlos en carne para consumo humano.

— No te haré nada — Prometió la chica relajando su semblante, se dio cuenta que probablemente su trato brusco podía estarlo asustando.

Jaeden miró a los ojos a la desconocida tratando de buscar la mentira en sus palabras, pero no la hayo, en cambio se topo con unos hermosos ojos que le miraban neutralmente.

Para Jaeden los ojos eran la ventana del alma, si la mirada era insegura las mentiras se revelarán solas, pero ___ decía la verdad y él decidió creerle.

Sin rechistar entró por la puerta de metal invadiendolo la oscuridad, comenzó a temblar de nuevo, pero confiaba en ___ sin si quiera conocerla ni saber cuál era su nombre.

___ alzó entro después que el chico, cerró la puerta y palpo el interruptor a su lado derecho, una blanca luz se encendió iluminando la estancia en donde se encontraban.

Era un almacén pulcro y con lockers etiquetados con diferentes nombres, las paredes eran blancas y, a pesar de tener algo de humedad, se encontraban en perfecto estado.

— Toma asiento — Ofreció ___, que más bien parecía una orden, de cualquier modo Jaeden no quiso averiguar cual de las dos opciones era la correcta cuando sus pies ya se estaban encaminando a una silla que se encontraba en medio de la sala y a un lado de una mesa.

Noto como la chica se acercaba a uno de los lockers etiquetado con el nombre "___" ¿Será ese su nombre? Se preguntó.

___ buscó en su locker un botiquín y maquillaje, debía empezar a camuflar al chico como le había pedido Nicholas antes de salir a las calles de nuevo.

Cuando sacó lo necesario arrastró una silla para sentarse frente a Jaeden y dejó las cosas en la mesa.

Tomó un poco de algodón con alcohol de un tarro que había en el botiquín y alzó la mano para poder alcanzar los labios de Jaeden que tenían una pequeña herida en sus costados. El mencionado se tenso por unos instantes creyendo que iba a hacerle algo, pero al ver que no pasaba nada se dejó hacer.

___ sintió un poco de lástima al ver en ese estado a ese extraño chico frente a ella, se asemejaba a un perro callejero que agachaba la cabeza esperando un golpe en lugar de una caricia.

— ¿Cómo te llamas? — Le preguntó al mismo tiempo que el chico cerraba sus ojos con fuerza debido al ardor que le provocaba su herida en contacto con el alcohol.

The Purge: Murder Purgers |Jaeden Martell y Tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora