Capítulo 8

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Casi no voy al cóctel, pero Lauren me animó, incluso me ayudó a elegir un outfit al que casi tuve que desempolvar mi vestido, después de todo, habían pasado años desde que me lo había puesto. Al final estaba en el auto con Shawn, como él siempre se quejaba del tráfico, a veces me preguntaba si quería vivir en el campo, donde no habría tráfico. Tan pronto como aparcó, retoqué mi pintalabios y salí del coche.

-Genial, llegamos tarde. - Estaba esperando que me echara la culpa, pero eso no sucedió, solo me tomó de la mano y nos dirigimos al lugar. Tan pronto como cruzamos la puerta, mi esposo comenzó a dar vueltas y vueltas, hablando con todos. - La situación en New York es deplorable, no tengo esperanzas. - Hablaba de política con dos hombres más.

-Buenas noches, doctor Shawn. - Dijo un hombre, con canas, barba bien recortada, bien vestido y debo decir, muy atractivo.

- Doctor Ralph.

-Perdón por mi retraso, el tráfico en la ciudad es terrible.-
Uno más para quejarse, casi pongo los ojos en blanco.- Más como ciudad grandes como estas. - sonrió y me sorprendió.

-Ni siquiera me hables de ese tráfico. - gruñó Shawn. Ni siquiera insistió en presentarme a mí, así como a los otros hombres, a quienes no parecía importarles, pero este tal, Ralph, me estaba mirando y cuando vio que Shawn no decía nada, me tendió la mano.

-Soy Ralph Will, encantado de conocerte.

-Camila Mendes. - Le estreché la mano

N/A: No, no es la actriz de Riverdale.

-Mi esposa. - Shawn habló. - Sobre la aventura con el hijo de ese actor. - Después de eso dejé de prestar atención.

Mi marido estaba tan distraído que terminé dejándolo, decidí comer algo. Mientras tanto, terminé bebiendo un poco también. Me quedé allí aislada, no conocía a nadie y por eso no tenía con quien hablar. Intercambié mensajes con Lauren, que me preguntó sobre la fiesta y con mis hijos, que se quedaron en casa.

-Debe ser muy aburrido cuando no trabajas en el campo legal y vienes a tomar un cóctel como este. - Ralph, el abogado de antes, se detuvo frente a mí.

-Decidí comer algo. - Sonreí sin gracia. Normalmente no hablaba con extraños. - Las otras esposas ya se conocen bien .- Se volvió hacia la rueda de mujeres que hablaban animadamente.

-Entonces no suele venir a estos cócteles. - Parecía estar tomando nota mental.

-¿Tu esposa también vino?

-No, estoy divorciado.

-Oh. lo siento

- No es necesario . - Bebió todo el contenido de su vaso.-
Llegamos a un estado lamentable, luchas sin fin, creamos una enemistad terrible, pero hoy somos amigos.

- ¿Tienes hijos?

-Un chico, ya tiene dieciséis años.

-¿No estaba molesto o tuvo problemas por el divorcio?

-Mi hijo consulto con un psicólogo, nuestras peleas lo afectaron más que nuestro divorcio.

-Tu esposa debe haber estado devastada.

-De hecho, estaba devastada. Se fue de casa, tenía muchas ganas de seguir con la relación de drogas que teníamos.

-¿No te da vergüenza hablar de eso conmigo? - Ralph me miró a los ojos.

- Algo en ti me hace sentir cómodo. - ¿Eso fue un cumplido? Creo que sí, porque la forma en que reía parecía algo bueno. - ¿Tienes alguna profesión?

Más que una aventura| CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora