Tiempo

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—Una semana después—

No estaba siendo equitativo con Helena, en lo que llevaban en la isla, sólo había pasado un día y medio con ella, el resto había estado en la tribu de hembras con su madre, o paseando con Meefya.

Aquel día había sido regresar más temprano, recién estaba por ocultarse el sol, cuando llegó al hotel.

—Hele —habló entrando al departamento.

Al no recibir respuesta, fue hasta la habitación que compartía con ella, y encontró a la castaña en la cama, conectada a un suero y durmiendo. Alarmado, se acercó rápidamente a ella, sentándose a su lado y tomándola de la mano.

—Helena ¿Estás bien? —le preguntó acariciándole el rostro.

Abrió suavemente los ojos, y al verlo, sonrió con cansancio.

—Hola.

—¿Qué pasó? ¿Por qué estás conectada a esto?

—Hoy realmente no me sentía bien, y me desmayé en el baño, cuando desperté, llamé a recepción y pedí si podían traerme un doctor. Me dijeron que hasta que tú no regresaras, no podían hacerlo. Les expliqué que estaba embarazada, y el médico llegó en diez minutos —sonrió—. Me pusieron este suero por los vómitos. Y aunque trajo un ecógrafo portátil, me aconsejó que cuando tú llegaras, fuéramos a la clínica, para ver qué todo estuviera bien.

—Hele, lo siento mucho, perdón —pronunció bajo, abrazándola—. Lo siento, ya no voy a irme por tanto tiempo.

—Estuviste mucho tiempo sin ver a tu mamá, no me molesta que pases tiempo con tu familia, Gellyan. Ahora con el suero me siento mucho mejor, incluso ya no tengo náuseas.

—¿Puedes ponerte de pie? Iremos a la clínica ahora mismo.

—Quiero tomar un baño primero.

—De acuerdo, te ayudaré —le dijo tomándola por detrás de la espalda, para que ella se sentara en la cama.

Estaba descuidando a Helena, pero... Es que cuando pasaba tiempo con Meefya, no podía pensar en nada más.

***

—Que lindo se ve todo —sonrió observando el centro, a la distancia, ya que ella no podía acercarse allí.

—Es muy bonito, y me gustaría tanto poder llevarte allí.

—Puedo disfrutarlo desde aquí —sonrió apoyando su cabeza contra el pecho de Gellyan.

Aún no le daban el alta, Helena debía quedarse unas horas más en observación. Ambos estaban sentados en la camilla de ella, viendo por el gran ventanal de la habitación la ciudad.

—¿Le contaste a tu mamá que será abuela?

—Ah, em... No, todavía no lo he hecho —pronunció bajo—. Tú dijiste que debíamos esperar que pasará el primer trimestre para dar la noticia.

Ella sonrió y cerró los ojos, respirando profundo.

—Yo creo que este bebé está bien agarrado de mi. Si no lo expulsé después de tantos vómitos, y caerme, ya no lo perderé por nada —sonrió—. Está decidido a nacer.

—Ya no voy a dejarte tantas horas sola, lo prometo, Hele —le dijo besando su cabeza.

—Extrañaba que me abrazaras —murmuró acurrucándose contra él—. Te extrañaba, y no quiero que pienses que soy egoísta. Es por eso, que no me molesta que quieras pasar tiempo con tu mamá y hermanos. Espero algún día poder conocerlos.

—Yo también.

***

—Gellyan ¿Dónde estabas? Hacía días no te veía —pronunció afligida Meefya al encontrarlo en la selva.

—Estaba ocupado, no podía venir.

—¿Pero estás bien? —le preguntó preocupada, tomándolo del rostro con ambas manos.

—Sí.

—Tu boca dice una cosa, pero tus ojos otra —pronunció mirándolo—. Sabes que no puedes mentirme a mí.

—Mi cabeza está muy confundida —murmuró.

Ella sonrió, y le dio un suave beso en los labios, el cual él no correspondió.

—Yo puedo ayudarte a aclarar las cosas.

Y antes de que pudiera volver a besarlo, Gellyan la alejó suavemente de él, mirando hacia abajo.

—Meefya, no me siento bien con esto.

—¿P-Por qué?

—Si quieres, podemos pasar tiempo juntos, pero... Pero no así.

—De acuerdo —pronunció extrañada.

Lo tomó de la mano, y luego se abrazó a él. Algo le estaba ocultado, y esperaba pronto se lo contara. Por lo pronto, ella estaba feliz de poder tenerlo de regreso, de estar de ese modo con él.

...

El instinto es algo que no puede obviar tan fácilmente...

Regalo de NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora