Primera cita

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¡Holaaaa! Continuamos con esta historia :*


Familia: Del latín familia. Grupo de personasemparentadas entre sí que viven juntas.

La risa de Hikari inundó la estancia. Estaban en el sofá y Takeru le estaba repartiendo besos por el cuello de ésta, haciendo que la chica se estremeciera y riera cuando le hacía cosquillas. Pero aquella magia se rompió cuando Yamato llegó al piso.

Miró a la joven pareja en el sofá, colorados y sonrió.- No os cortéis, solo venía a cambiarme.- dibujó en su rostro una sonrisa socarrona.

Aun así los dos chicos se sentaron y se acomodaron la ropa, como si los hubiera pillados sus padres. Al menos no había sido Tai, que le hubiera partido la cara a TK. Al rato salió Matt, arreglado para salir. Se había vestido a conciencia, para romper corazones. Su hermano alzó una ceja, algo sorprendido.- ¿No tienes que ponerte al día con las clases?- Su hermano llevaba dos tardes sin aparecer por la casa.

-No me hace falta.- comentó el rubio simplemente. Se guardó la cartera y las llaves en los pantalones y cogió el casco.

-¿A dónde vas?- preguntó el menor.

Éste se paró antes de salir, miró a su hermano y con una mirada pícara le respondió- A divertirme un poco- y tras aquello salió por la puerta.

En el rellano se encontró con el moreno, que iba para su casa. Éste se había quedado mirando al rubio. Llevaba unos pantalones negros que se pegaban al cuerpo, una camiseta blanca con un poco de pico y una chaqueta de cuero. En su pecho descansaba una cadena con una placa. Se veía realmente arrebatador. El rubio sonrió satisfecho.- Esa era la reacción que quería.- dijo en voz alta. Dejando claro que había pillado al moreno comiéndoselo con la mirada. El sorprendido se ruborizó y contempló como se metía en el ascensor. Corrió a meterse en la casa de TK.

-¿Dónde va tu hermano?- preguntó con curiosidad.

Ambos miraron a Taichi, que seguía colorado y se miraron después entre ellos, sorprendidos.- Ha "divertirse"- comentó Takeru.

-Ah...- susurró Tai.

Yamato se había encontrado con el tal Takeo. No se sentía nervioso, sabía a lo que iba. Llegó al lugar del encuentro. Era en frente de un local pero parecía cerrado. Aparcó su moto, una Kasawaki Ninja 250SL MY de color blanca. Allí, en la puerta del local estaba el susodicho. Matt sonrió con picardía al contemplar que él otro también se había esmerado en ponerse guapo. Bajó de la moto y se quitó el casco en un sensual movimiento. Se acercó hasta el otro y miró el local cerrado.

-¿Aquí?- preguntó señalando.

-Sí pero entraremos por detrás.- Le comentó. Se dio cuenta que el rubio no era de saludos.

Ambos se metieron por un callejón hasta la parte trasera del local. Era un lugar oscuro, con las paredes de color rojo y llenas de poster enmarcados de grupos de rock. A un lado había una larga barra, con muchas botellas detrás, había mesas desperdigadas por todo el local y cerca de ellos había un escenario con varios instrumentos. El rubio se tomó la libertad de acercarse hasta allí.

-Es mi local.- afirmó el mayor esperando sorprender al rubio pero éste solo asintió, sin ningún ápice de sorpresa en su rostro. Iba ser difícil sorprender al chico.- Puedes tocar si quieres.- le comentó.

El rubio se giró hacia el otro.- ¿Me has traído solo para que toque instrumentos?- sonrió como un lobo hambriento.

El peliblanco se sorprendió de la seguridad de aquel chico, de ese leve coqueteo y sonrió. Quería que fuera suyo y de nadie más.- ¿Una copa?- preguntó con una sonrisa coqueta.

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