Descubierto

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¡Espero qué estéis teniendo un buen comienzo de año! Besos y que disfrutéis.


Control: Del francés contrôle. Dominio, mando, preponderancia.

Había pasado una semana desde que Yamato había empezado a tocar en aquel club. Movía a bastante gente y eso le estaba haciendo más feliz de lo que creía y sin contar que las sesiones de sexo con su "jefe" eran muy buenas. Se sentía cómodo con él y aunque aún no sabía mucho, aquel hombre le atraía. Se sorprendía pensando en cuándo lo iba a volver a ver. Había estado dejando de lado sus obligaciones académicas y ahora observaba la nota de su último trabajo.

Él se consideraba un perfeccionista, solo hacía las cosas que él quería pero las hacía bien. Sin fallos y ahora estaba fallando y mucho.

-¿Qué te pasa?- era la voz de Takeo. Se encontraban en el club. Era sábado y estaba hasta arriba. En un rato se tenía que subir al escenario.- Te veo preocupado.- Pasó su brazo por encima de sus hombros.

-Nada, notas de la universidad.- se metió el móvil en el bolsillo y le sonrió. Éste le dio un fugaz beso.

-Ya sabes lo que opino, la universidad te está impidiendo triunfar. Mira.- le señaló toda la gente que había.- Vienen a escucharte, les encantas. Imagínate si tu voz pudiera llegar más lejos.- Los ojos del rubio brillaron.- Venga, ve a prepárate.- Le acarició la mejilla.

Sonrió satisfecho cuando vio al rubio irse. En una semana había avanzado, se mostraba mucho más dócil. Cada vez sacaba menos aquel genio. Amplió su sonrisa cuando lo vio subirse al escenario. Era suyo.


-¿Entonces es aquí?- preguntó Miyako.

-¡Sí!- Comentó Daisuke.- Por lo visto es un grupo nuevo que lo está petando.

-¡Pues entremos!- Tai puso sus brazos alrededor de Daisuke y Miyako.

Entraron y tuvieron suerte de encontrar una mesa libre. Miyako fue a por las bebidas y se sentaron. Un camarero subió al escenario y anunció a un grupo que se llamaba Knife Of Day. Tai se sorprendió al ver al cantante, delante de él estaba Yamato Ishida. Llevaba su pelo peinado hacia atrás. Unos pantalones de cuero negro, pegados a su cuerpo y una cazadora abierta que dejaba ver su torso desnudo. Le vio sonreí con esa sonrisa enigmática.

-¿Ese no es?- empezaron sus amigos y él asintió.

Y de repente empezó, el batería golpeó con furia y todos los instrumentos empezaron. Matt sonreía con arrogancia y se acercó al micro con un andar sexy y desenfadado. Miró fijamente al público y abrió sus labios levemente para empezar a cantar, con una voz ronca y sexy que a Tai le hizo que olvidara de respirar. Las imágenes de aquel día se vinieron a su cabeza.

De vez en cuando soltaba la guitarra para hacer algún gesto con sus manos o agarrar el micro. Tai deseó ser ese puñetero micro. No podía apartar la mirada de él, ni quería. Escuchaba la gente cantar y la reconoció, era una canción famosa pero parecía nueva al escucharla salir de sus labios. Observó cada movimiento de cejas, cada gesto de su rostro. Ni siquiera se había dado cuenta que lo estaba mirando con la boca medio abierta.

Estaba disfrutando, se le veía. No parecía él joven amargado y enfadado de siempre. Se le veía radiante, fresco y feliz. Estaba feliz. No sabía que el rubio pudiera tener otras expresiones en su rostro que no fuera el ceño fruncido. Y cuando llegó el solo de guitarra. Sus dedos se movieron rápidamente por la guitarra, eran hipnóticos.

Cuando terminaron todos aplaudieron. Cantaron un par de canciones más antes de bajar del escenario. Matt estaba secó y fue directo a la barra, aunque tuvo que parar varias veces porque la gente se acercaba a felicitarlo. Se sentó en su sitio de siempre- ¡Dios dame una cerveza y el paquete, por favor! - Le pidió a su novio. Éste sonrió, hace un par de días que el rubio había empezado a pedir "por favor" y eso le encantaba. De hecho cada vez tenía menos arranques de orgullo y decía más. Ese chico lo único que querría era sentirse querido y él estaba dispuesto a dárselo si con eso lo tenía a su merced.

Real LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora