Real Love

Luna de miel

Ya vamos por el capítulo 8 (tanqui aún no tiene final y no sé cuanto va a durar xDD) Espero que disfrutéis como yo en una de las escenas de capítulo :*

Felicidad: Del latín felicĭtas. Estado de grata satisfacción espiritual y física.

-¿Entonces tengo que echarte esto?- Los ojos plateados de mayor observaban la crema que tenía en sus manos.

-Sí, eso ayudará a que disminuya el hematoma.- comentó

-¿Fuiste al hospital?- frunció el ceño.

-No.- dijo rápidamente.- Un amigo de mi hermano está en último año de medicina y vino a verme.

Ambos acababan de llegar a la cabaña del mayor y tras acomodarse habían ido al dormitorio. Las manos del moreno empezaron a pasearse por el torso desnudo del rubio. Miró la zona amoratada y suspiró y empezó a echarle la crema.

-¿Saben que has venido?- preguntó.

-He dejado una nota diciendo que me iba, que necesitaba pensar...

-¿Qué quieres pensar?- se acercó al rubio.

-Nada solo quiero saber si volverá a pasar...- se mordió el labio.

-Claro que no- apoyó su frente en la del menor.- Te quiero- le dio un beso.

-Oye ¿qué va pasar con el local y...?- no se atrevió a decir la palabra familia.

-Pues les he dicho a los trabajadores que se tomen una semana de descansa y mi mujer sabe que estoy aquí contigo.

-Sigo sin entender cómo te permite esto...

-No debes preocuparte de eso ¿vale? Ahora échate.- le ordenó.

Matt obedeció y dejó que las manos del peliblanco empezaran acariciarlo, relajándole, haciéndose sintiendo mejor poco a poco. Le dio un beso dejando al rubio con ganas de más.- Buenas noches.- le susurró y apagó la luz, dejando a un excitado rubio despierto.

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Takeru se levantó y le extrañó ver la puerta del cuarto de su hermano abierta. Se asomó y no vio a nadie. Corrió al salón y allí no había nadie. Sus ojos miraron encima de la mesa del comedor y encontraron un papel escrito. Era la letra de su hermano. Empezó a llamar a Tai incluso antes de salir de su apartamento e ingresar en la de su amigo.

Los hermanos salieron casi a la carrera al escuchar los gritos del rubio- ¡MI HERMANO! ¡MI HERMANO NO ESTÁ!

-¿Cómo qué no está?

-¡QUÉ SE HA IDO!- Casi le tira la nota a la cara.

-¿Le has llamado?- preguntó la joven intentando mantener la calma.

El rubio la miró como si fuera el ser más sabio del mundo y acababa de darle la clave del sentido de la vida. Corrió a su casa a coger el móvil y volvió mientras marcaba. Los tonos sonaban, uno tras otro y nada. Volvió a llamar y ésta vez una voz robótica decía que el móvil estaba apagado o fuera de cobertura.- Mierda...- murmuró con voz temblorosa.

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El dolor del costado le despertó. Abrió sus ojos lentamente, se sintió un poco descolocado ya que le costó recordar dónde estaban. Se incorporó con dificultad. Takeo no estaba en la cama. Se levantó. La casa costaba de dos plantas. La de arriba, dónde estaba él, había tres habitaciones y un baño.

Al bajar pudo comprobar que abajo se encontraba un salón, una cocina y lo que supuso que era otro baño. Se dejó guiar por el delicioso olor que salía de la cocina. Allí estaba Takeo. Tenía el pelo blanco revuelto y llevaba encima del pijama un delantal. Se quedó mirándolo y se mordió el labio inferior.