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El reloj marcaba las tres de la mañana, el cielo aún parecía estar oscuro; no obstante, se podía escuchar el claxon de algunos autos y algunas pisadas de las personas corriendo tras el autobús, los ladridos de los perros no se quedaban atrás. Pese a ser de madrugada esa era la hora destinada para muchos, puesto que, eso indicaba el inicio de su día matutino y rutinario.

Fuera de la habitación por debajo de la puerta se podían escuchar los pasos tanto de su madre como de su hermano, la cafetería abría a las siete y a las tres se preparaba todo —postres, desayunos, limpieza del local, revisión matutina—.

Se levanto al escuchar como su hermano tiro una pelota a la puerta indicándole que ya habia salido del baño, tardo en salir y él entro a la habitación.

–¡Largo! –le grito tirándole una almohada.

–¡Mamá! –grito– T/N no quiere levantarse.

–Eres un soplón Lee Heeseung.

–Levántate tonta.

–¡Mamá! Heeseung me llamo tonta.

–¡Ya estoy harta de su comportamiento! –su madre apareció con un rodillo en la mano, haciendo que ambos se les fueran los colores– Heeseung no llames tonta a tu hermana y tú T/N ve a bañarte rápido, tienes una entrevista a las nueve –señalo a ambos con el rodillo–. Por un día compórtense como dos adultos –murmuro dándose la vuelta.

Ambos soltaron un suspiro al ver que se iba, compartieron miradas y soltaron una pequeña carcajada.

–¡¿Qué esperan?! ¡Afuera los dos, ya!

...

Y&J Company, esa era la empresa a la asistiría para su entrevista ¿nerviosa? Sí, si lo estaba. Los rumores sobre esa empresa no eran una broma, se decía que él jefe era un monstruo al que le gustaba las cosas impecables y que al primer error era capaz de echarte; y de solo pensar en eso hacía que las manos le sudaran como fuente sin control. Heeseung la habia estado molestando tanto que estuvo a punto de llorar como niña de cinco años, su madre siempre los regañaba porque no se comportaban de acorde a su edad; ambos se habían obligado a madurar a una temprana edad luego de que su padre los abandonara por otra mujer y a eso agregarle una deuda que él había adquirido y que posteriormente paso a ser de su madre. La cafetería fue el pagaré, por lo que, si no pagaban tomarían él lugar y seguramente lo destrozarían a su antojo, tanto Heeseung como T/N estaban dispuestos a que eso no pasará, tenían un lugar y harían de todo para protegerlo.

El reloj marcaba las ocho, si le sumaba el tráfico y todas las paradas que el autobús haría, marcharse una hora antes no le resultaba tan descabellado. Su madre se acercó y le dio un abrazo, luego un beso en la frente.

–Lo harás bien mi vida –ella agradeció internamente su esperanza.

Miro a Heeseung y este parecía importarle poco que estuviera por irse, después de todo él era así, un tonto cuando le convenia.

–Oye tonta –T/N lo miro furiosa, su mirada cambió al ver que sostenía un cajita de color morado–. Pensé que podrías necesitar un collar lindo que hiciera juego con tu ropa elegante, así que –le guiño el ojo derecho–, demuéstrale que no es el único monstruo que existe.

–A veces no eres un hermano tan tonto.

–Soy tu único hermano.

Su madre quien los veía de lejos aguantaba sus lágrimas, pese al sufrimiento, no habia hecho un mal trabajo y sus dos hijos eran buenas personas.

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Miraba su reflejo en el espejo y le daba la última vuelta a la corbata, se giró y vió el reloj que marcaba las tres en punto. Había olvidado la última vez que lograba dormir más de esa hora, luego de la muerte de su padre; su atención se centro tanto en la empresa que incluso la llevo a ser una de las mejores del país, sin embargo, los costos de su vida habían sido muchos más grandes que cualquier dinero. Sintió unas manos acariciando su espalda y bufó algo frustrado.

–¿No te has ido? –tomo un reloj.

–¿Por qué no vamos de regreso a la cama y terminamos lo que empezamos anoche? –volvió a acercarse intentando desabrochar la camisa del mayor.

–Mejor vete a casa –detuvo la manos de la contraria–. No planeo continuar nada, mucho menos repetirlo.

–Eres un...

–¿Un maldito? –viro los ojos con cansancio– Las mujeres no conocen otro insulto –murmuro saliendo del cuarto–. Vete antes de que mis hijos despierten.

Bajo las escaleras y se impresiono un poco al ver a su madre, ésta estaba viendo el cuadro familiar en el que estaba él, ella, su padre y su hermano; al lado se encontraba un cuadro más pequeño.

–Escuche que este era tu horario habitual, prepare un café ¿quieres? –miro su reloj, y suspiro. Ella sabía que nunca le negaría nada.

Tomaron el café en silencio y luego de unos minutos se escucharon unos tacones bajando la escalera, después la puerta siendo azotada. Su madre no se inmuto ni dijo nada al respecto, era una mujer que pese a su edad se veía muy joven, ella era una de las accionistas mayoritarias de la empresa y estaba a cargo de una de las empresas más pequeñas; siempre fue alguien que se mantenía ocupada porque odiaba que los demás la dieran por ser una mujer inútil e incluso luego de la muerte de su esposo ella desarrollo el mismo papel de siempre, pero ahora con un vació en su corazón.

–¿Quieres hablarme de algo?

–Jungwon, hijo –la mayor puso la taza de café en la mesa–. Quisiera hablarte del comportamiento de Jungsik. Sé que no pasas en casa y por eso lo has mal acostumbrado, ¿sabías que no pide las cosas con "por favor" y que tampoco dice "gracias"?

–Mamá, es un niño cuando crezca...

–A esa edad ustedes eran educados –la mayor frunció el ceño–. No es fácil criar un hijo, menos dos, ¿has hablado con los profesores de Taesuk? –Jungwon negó con la cabeza.

–La empresa está por cerrar un trato importante, a eso agregarle que tengo que entrevistar a algunas personas para el rol de asistente, estoy muy ocupado.

–Solo quería comentarte eso, hijo... –su madre guardo silencio y luego pareció deshacer una idea de su cabeza– Mucha suerte encontrando a alguien adecuado.

La señora Yang le dio una sonrisa con un poco de tristeza, ver que tanto Jungsik como Taesuk estaban creciendo sin una figura paterna la hacía cuestionarse si debía seguir yendo al trabajo, Jungwon adoptó a Taesuk cuando tenía nueve años y ahora ya tenia trece; Jungsik a sus seis años tenía un mal comportamiento. A veces pensaba que una figura materna quizá ayudaría un poco, pero luego de que la madre de Jungsik abandonará a Jungwon este se cerró completamente a la idea y Taesuk que parecía estar teniendo problemas no decía nada por evitar más complicaciones.

–¿Qué debería hacer? –le dijo al rostro de su esposo que estaba con una sonrisa en aquel cuadro de la casa– Mándame una ayuda, por favor.

PEQUEÑA ACLARACIÓN:
∆•En esta historia la mayoria de los personajes sobrepasa los 25 años de edad.

Una Nueva InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora