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T/N
Podía sentir como el tic del ojo empezaba a hacer acto de presencia, Heeseung no había parado de decirme una y mil cosas solo por aceptar acompañar a los hijos de mi jefe, por su parte mi madre se había mantenido al margen y aún así podía notar que estaba un poco incomoda con eso.

Tome mi cartera y me mire una última vez en el espejo, según lo que me dijo los vería en el centro comercial y mandaría a un chófer, mi incomodidad será inmensa; no obstante, es lo que me tocó aceptar.

–¿Estás bien con eso? –mi madre entro a mi habitación y podía ver su preocupación.

–¿Quieres decirme algo...?

–Siento que te has encariñado mucho con esos niños... –empezaba a notar a que se refería– Ellos no cambiarán a los tres bebé que perdiste.

–Mamá, no pienso llenar ese vacío –mi corazón empezó a latir rápido–. Son dos niños muy lindos y necesitan ayuda, pienso ayudar en lo que pueda o hasta que el señor Jungwon me lo permita.

–Lo siento –me dió un abrazo–, puedes traerlos y les preparé un pastel.

–Seguramente Jungsik lo amará –ambas reímos.

Tome un taxi y tarde alrededor de una hora en llegar al lugar, era un centro comercial tan grande que podria jurar que jamas en mi vida visitaría; pero, heme aquí asistiendo a un lugar tan grande y lujoso tanto que la respiracion empezaba a faltarme tal como sucedió la primera vez que entre a la casa del señor Jungwon. Camine un poco por algunas tiendas para admirar las cosas que ni en un millon de años podria pagar, pero era lindo tener ideas con que poder combinarlas y para ser sincera si no hubiera estudiado para trabajar en una empresa probablemente hubiera estudiado moda, era algo que me gustaba mucho y no lo hacia mal; me detuve en cuanto mi mirada se posó en un vestido de estilo iman, era largo con una rajadura en la pierna izquierda, a eso agregarle el color borgoña que lo complementaba. Tantas ideas surgieron en mi cabeza al ver ese vestido, las joyas, los zapatos e incluso la cartera que se veria bien con ello.

–¿Señorita Lee? –me gire al escuchar que me llamaban– Mucho gusto soy Park Sunghoon y los estare acompañando.

Mire a los dos pequeños que parecian haberse puesto de a cuerdo para poner sus atuendos a juego, eso me hizo sonreír, me presente cordialmente y luego salude a los mas pequeños.

–¿El camino estuvo bien? –ambos asintieron y en seguida Jungsik me tomo de la mano.

–Debemos ir ahí –señaló una tienda que se encontraba en la parte superior–. ¡Andando! –alguien me tomo de la otra mano haciendo que me sorprendiera.

–Papá... Papá dijo que nos mantuvieramos cerca, también tengo la tarjeta –me entrego una tarjeta de credito de un color negro con letras doradas.

–Debemos ser cuidadosos y no gastar mucho ¿si? –los tres se miraron entre si en cuanto meti la tarjeta a mi cartera– ¿Qué?

–¿Sabe lo que es una Black Card? –negué temiendo un poco por la respuesta– Es una tarjeta de credito que no tiene limites, por ende, pueden gastar lo que sea incluso si es algo que no necesitan –Sunghoon parecía muy confiado dandome esa información.

Informacion que no pense que me haria querer vomitar todo lo que no comí, mire a Jungsik y luego a Taesuk y ambos asintieron con sus rostros llenos de ego. Ese fue el momento exacto en el que una sirena se implanto en mi cabeza alertandome que saliera corriendo de ahí, que corriera y no me detuviera nunca.

–Me... Mejor vamos a buscar su ropa... –tome a Jungsik con mi mano izquierda y a Taesuk con la derecha.

Pasamos por diferentes lugares y cada vez salíamos con más bolsas en las manos, Sunghoon era muy amigable y era fácil poder platicar con él; Taesuk nos miraba como si inspeccionara el ambiente que nos rodeara. Tanto él como Jungsik suelen usar ropa a juego o algo que sea del mismo color del otro y eso fue un detalle que me encanto mucho, entramos a una tienda más, pero esta vez me pidieron que yo escogiera los trajes y el color, los mire unos segundos y luego pensé que el color borgoña les quedaría muy bien. Escogí unas camisas, los sacos, corbata y zapatos para que se los midieran, en cuanto entraron a los vestuarios fui a darme una vuelta a la sección de hombres –Sunghoon venia detrás de mí–; mire las corbatas y una imagen lucida se impregno en mi cabeza.

Una Nueva InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora