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JUNGWON
Pensé que recibiría alguna llamada, tal vez alguno de ellos me llamaría diciendo que se aburrieron y que la señorita Lee no era tan divertida como parecía –nunca la vi como alguien divertida–. El día continúo igual sin su presencia, pero hubo algo que si cambio... ahora podía sentir mucho más su ausencia, solo habían sido unas semanas teniéndola aquí y ya podía sentir su falta de presencia.

Ella imponía mucho e incluso Sasha se quejó de que no estuviera aquí, hasta Niki me confrontó a primera hora por mí decisión tan extraña de que pasará tiempo con mis hijos.

–Señor, la señorita Min está aquí –Niki entro con su mirada sería, detrás de él venía aquella mujer que una vez quise mucho.

–Niki, puedes quedarte –llame su atención al ver que estaba por irse.

Han MinJu, mejor conocida como Min; una mujer hermosa de pies a cabeza, a veces parecía no tener cerebro y en otras te sorprendía lo inteligente que podía llegar a ser, una persona que parecía haber nacido con la profesión de "Mentirosa excepcional", también era la mujer más codiciosa que había conocido.

–¿Me llamaste para ver mi hermoso rostro? –se inclinó y colocó su codo sobre el escritorio para luego apoyar su mejilla sobre la palma de su mano.

¿Hermoso rostro?

–Quería decirte que la señorita Lee no te dará una disculpa –regrese a mis sentidos en cuanto divisé el rostro de la señorita Lee con una sonrisa.

Creo que ella sería mi definición de "hermoso rostro".

–Sabía que esa maldita se rehusaría, pero, Wonnie –tomo mi mano haciendo que me sobresaltara–, ella me abofeteó.

–Respondió a tu agresión, era normal ¿no lo crees MinJu? –la vi apretar la mandíbula y dirigió su mirada hacía Niki.

–Seguramente este... –solté un suspiro al saber lo que venía, una mentira más saldría de su boca.

–No necesite que alguien me lo dijera, pude revisar las cámaras por mí cuenta y a menos que alguien sea un experto en controlarlas no creo que esas imágenes sean una mentira ¿o si?

La vi titubear, sus manos se volvieron puños y por primera vez en mucho tiempo pude ver a Han MinJu sin armas para usar, pero conociéndola me daría una mentira más.

–Para aclarar –hice que me mirara de nuevo–. Soy yo el que no quiere que la señorita Lee te pida una disculpa –sus ojos me miraron con rabia y una sonrisa burlona se implantó en sus labios–, no quiero que le pida disculpas a la mujer que es capaz de lastimar a mi hijo.

–¡Yang Jungwon! –se puso de pie y en el proceso le dio un golpe al escritorio– ¡Tú, bastardo!

–Han MinJu, por el hecho de que estás a punto de casarte con mi hermano, tomaré la desición de no hacerlo público –se mordió el labio inferior con rabia–, pero –me acerque a ella y Niki parecía asustado–, si vuelves a ponerle un dedo encima a mi hijo o a la señorita Lee juro que no me quedare de brazos cruzados.

–No puedes impedirme que la lastime –ella no retrocedió y parecía decidida con cualquier cosa que su cabeza estuviera maquinando.

–Intentanlo y verás que puedo y no puedo hacer –en su rostro solo se podía notar sorpresa ante la determinación de mis palabras–. Nishimura, acompaña a la señorita Han MinJu a la puerta.

Regresé a mi asiento de siempre y ella aún seguía de pie como si mis palabras la hubieran dejado inmóvil y estupefacta, ya no quería verla en mi oficina y le hice una seña a Niki para que la sacará ahí.

Una Nueva InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora