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JUNGWON
Habían pasado al rededor de tres horas desde que la reunión inicio y ninguno de los señores parecía feliz o de acuerdo con las condiciones que estábamos estipulando, al estudiar este proyecto a fondo vinieron muchas dudas a mi cabeza principalmente por la poca planificación que le otorgaron; por alguna razón mi padre lo dejo como un proyecto sin valor, él no le veía futuro y si era sincero yo tampoco se lo veía.

Mis condiciones eran simples de aceptar, les ayudariamos a construir ese hotel siempre y cuando las ganancias se dividieran en un 70 por ciento para nosotros y un 30 por ciento para ellos. Realmente estaban equivocados si pensaban que los dejaría poner el nombre de mi empresa en un hotel de mala muerte, si haríamos algo lo haríamos bien y si no aceptaban... Les compraría el proyecto.

–Señor, tiene esa cara de nuevo –Niki llamó mi atención con disimulo.

–¿Qué cara?

–Los obligará a qué le vendan el proyecto si no aceptan ¿verdad?

–Siempre tan perspicaz mi amigo.

Niki viro los ojos y me hizo reír, no por nada era mi mejor amigo de toda la vida. Los señores dieron un último vistazo a los papeles, luego se miraron entre ellos y decidieron firmar; la seriedad que había mantenido desapareció en un segundo y con una gran sonrisa estreche la mano de aquellos sujetos que parecían más tristes que feliz por nuestro nuevo lazo. Probablemente yo sería él único feliz, pero eso era lo de menos, las ganancias no se hacían por arte de magia y yo tampoco era un hombre fácil de roer.

Salimos de la sala y me miraron una última vez como si quisieran retractarse de haber firmado los papeles –muy tarde–, mi semblante se volvió serio en cuanto me dieron la espalda y sus cuerpos ya no eran visibles para mí.
Que fastidio.
Junto con Niki regresamos a mi oficina, la señorita Lee no estaba por ningún lado, mire mi reloj y me parecía imposible que haya tardado tanto en recoger esos papeles de mi casa. Me acerque al teléfono y le pedí a Sasha que viniera a mi oficina inmediatamente.

–¿Dónde está la señorita Lee? –le cuestione en cuanto el sonido de unos tacones se hicieron escuchar.

–Desde que se fue no ha regresado señor, ¿quiere que la llamé?

–No es necesario, le pediré a...

–Siento mucho la tardanza señor, aquí están los documentos que me pidió –ella apareció con los papeles en mano y su cabello un poco desaliñado.

Le pedí a Sasha que se retirará. –¿Fue tan difícil encontrar los papeles?

–No señor, es que, yo...

–¿Qué le tomo tres horas? ¿Esto es un juego para usted señorita Lee? –me puse de pie y me acerque intimidante hacia ella– Respóndame señorita Lee.

–Me perdí señor –no titubeó.

–¿Qué? –pude escuchar como Niki se trago su risa burlona.

–Me perdí al regreso, creí que si tomaba un bus sería más fácil y terminé perdida –se acercó a mi escritorio y dejo los papeles sobre este–. Además –miró a Niki–, de no ser por el señor Nishimura ni siquiera hubiera podido llegar, señor, yo no tenía la menor idea de dónde vivía.

Entonces lo que Niki había dicho era verdad, ella no sabía no dónde estaba mi casa y yo como un idiota pensé que él solo estaba jugando me una mala pasada.

–No será que se quedó con alguien y solo está inventando excusas –regresé a mi silla y la vi volver sus manos puños.

–Señor –apreto la mandíbula, sí, está era la primera prueba de paciencia–. Parece que la reunión fue bien, usted luce de muy buen humor.

Una Nueva InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora