Mi Estrella

Capítulo 15

Cap. 15

Cuando llegaron a la cafetería, Kerem esperó a que ella empezara a beberlo. Luego le preguntó.

- Vi que saliste con alguien. ¿Es nuevo?

Sureyya sonrió ligeramente. Tal vez Kerem estaba celoso.

- Sí, de hecho, hoy fue su primer día.

- Y es turco, por lo que entendí.

- Así es, ¿cómo te diste cuenta?- preguntó ella.

- Pues...el acento, la pinta, ah, y porque escuché que te dio las gracias en turco cuando se despidieron.

- Ah, es cierto. Pues sí, apenas lo encontré hoy. Me dijo que se llama...Yusuf.

- Yusuf...-dijo Kerem, repitiendo el nombre.

- ¿Por qué?

- No, por nada.- cortó.

- Ibas a contarme lo que la señora Macide te dijo- empezó Sureyya.

- Ah, es cierto...bueno, ella dijo que tomara en cuenta el fin de semestre, y que hasta entonces decidiera marchar de vuelta, que me esperaba. Y por cierto, le dije que tal vez tú también volverías y se alegró mucho.

- ¿De verdad?

- Claro- sonrió Kerem- mamá te aprecia mucho. Ella estará encantada de que estés de vuelta en casa.

Sureyya también se alegró. Quería mucho a la señora Macide por todo lo buena que fue con su madre, cuando trabajo en la casa de los Haktanir.

- ¿Qué pasa, Sureyya?

- Nada- dijo algo triste- recordaba a mi madre.

Kerem asintió.

- Es cierto...lo siento mucho.

- No te preocupes. Bueno, vamos a terminar este pastel- añadió Sureyya, sonriendo mientras comía.

Kerem la miraba. No tenía a su madre, y la muchacha estaba muy contenta, estudiando en Estados Unidos, saliendo adelante, luchando por encontrar su camino.

En cambio, él siempre había tenido buenas oportunidades. Si bien era cierto, él ya no tenía a su padre con él. Pero la señora Macide era una mujer muy fuerte que había logrado sacarlos adelante y como proveniente de la familia Haktanir, una de las familias ricas más prominentes de Estambul, heredaría el manejo de los negocios, aunque compartidos con su cuñado Tarik, esposo de su hermana. Sin embargo, bien sabía que era afortunado.

Y Sureyya se había abierto paso sola, con su inteligencia. Aun recordaba a aquella chiquilla traviesa. Pero ahora...se había convertido en una hermosa y valiente mujer.

- ¿Nos vamos ya?- preguntó Sureyya.

Kerem salió de sus pensamientos.

- Sí, claro- respondió, pagando la cuenta.

Llegaron al edificio de estudiantes. Kerem la dejó en la puerta.

- Muchas gracias, Sureyya. Entonces, ya sabes. Mamá nos espera hasta que termine el semestre.

- Haré todo lo que tenga que hacer para poder estar lista para viajar a Estambul.

- Me preocupa que tengas que viajar por causa mía- observó Kerem.

- Claro que no, puede servirme como unas pequeñas vacaciones.

- O tal vez, vuelvas definitivamente. Nos vemos.