Cap. 8
Cuando llegaron, la ambulancia acaba de arribar.
- ¿Qué tiene?- preguntó Sureyya a la paramédico.
- Es el apéndice- señaló.- Hay que intervenirla enseguida.
Su novio estaba ahí.
- ¿Puedo ir con ustedes?
- Claro- dijo la doctora.
El joven subió a la ambulancia.
Selim y Sila también querían ir.
- Yo quisiera ir, pero tengo que rendir mañana un examen- señaló Sila.
- Y yo también.
- Yo iré- dijo Sureyya.
Kerem se ofreció a acompañarla.
- Yo voy contigo.
Ambos se marcharon en el auto del joven.
- ¿No había pasado algo así antes?- preguntó Sureyya.
- No...todavía no. Bueno, Selim a veces se pasa de copas, pero no había habido enfermos.
- Qué pena. Espero que Ariadna se reponga rápido.
- Así será, ya lo verás.
Llegaron al fin a la clínica. No tenían aun noticias de la muchacha.
Su novio estaba muy mortificado.
Sureyya y Sila también estaban preocupadas. Kerem y Selim acompañaban al novio de Ariadna.
- Tengo miedo- dijo su novio.
- No te preocupes- añadió Kerem- saldrá bien, ya verás.
Sureyya fue por un café.
- Ya vuelvo, Sila. ¿Quieres algo?
- Nada...no te preocupes.
Sin embargo, fue por agua para que soportaran el desvelo.
La joven amiga de Kerem le llevó uno y fue con los demás a llevarles otro.
Kerem pensó: "Es muy atenta...pobrecilla...está muy preocupada por su amiga, y eso que lleva poco tiempo de conocerla".
Se acercó y le dijo:
- Sureyya...tranquila, ya verás que se pondrá bien.
- Lo sé, es que...pobrecita, lejos de su país. Aquí no es lo mismo.
- Sí, entiendo, pero tranquila, pronto nos dirán cómo salió.
La operaron pero no salieron a darles informe sobre la salud de la joven.
Sureyya y Kerem se caían de sueño y se sentaron a descansar un poco.
Estaba tan cansada, que Sureyya se recostó en el hombro de Kerem y se quedó dormida.
El joven Haktanir también se durmió, pero no se había dado cuenta que Sureyya estaba dormida en su hombro.
Cuando despertó la encontró dormitando encima suyo. Kerem sonrió un poco y luego carraspeó.
La joven se movió y se despertó, algo sobresaltada y apenada.
- Perdón...no supe en qué momento me dormí.
- No te preocupes...-murmuró Kerem.
Al fin el doctor los llamó.
- Familiares de Adriadne Moksanou.
- Somos sus compañeros de estudio- dijo Sila.
- La muchacha ya salió de la operación, sólo que está descansando. En un rato podrán pasar a verla.
Todos estaban contentos. Kerem abrazó al novio de la muchacha.
Sureyya abrazó a Sila. Kerem sonrió también.
- ¡Qué bien, Sureyya!
- Sí, es muy bueno, Kerem- dijo, sonriendo.
Ambos estaban a punto de abrazarse, cuando los demás les hablaron.
- Vamos a entrar, Sureyya- dijo Sila.
- Claro...ya volvemos- respondió a los demás.
Entraron a saludar a su amiga.
- ¿Cómo estás, Ariadna?
- Bien, pero...todavía me duele...
- ¿Ya ves? Por no cuidarte.
- Ay, amiga, el apéndice no es algo que espere- advirtió Ariadna.
- Lo sabemos- dijo Sureyya- pero ahora ya te vas a poner bien. Nosotras cuidaremos de ti, ¿cierto?
- Es que...mi novio dijo que me cuidaría.
- ¿Confías más en él que en nosotras? - preguntó Sila, ofendida.
- Claro que sí, pero...-siguió.
- Nada, nada- dijo Sureyya- te cuidaremos nosotras.
Afuera, el novio esperaba que las chicas salieran.
- Ya quiero verla- dijo su novio.
- Espera- dijo Kerem- en un rato salen.
- Es que quiero saber que ya está bien.
- No te preocupes, enamorado- dijo Selim- ya la verás.
- ¿Y si hubiera sido Sila o Sureyya?- preguntó el novio- ¿Acaso no estarían preocupados por ellas?
Selim asintió.
- Tienes razón- dijo éste- ¿y tú, Kerem?
El joven Haktanir no respondió del todo. Pero sí pensaba que realmente, si a Sureyya le había ocurrido algo malo, él también estaría preocupado.
Las chicas salieron entonces. El novio se apresuró a entrar.
Kerem le preguntó.
- ¿Cómo está?
- Bien, se siente mejor. Y mejor se sentirá ahora que vea a su novio.
- Sí, ¿verdad?
Kerem se quedó serio.
- ¿En qué piensas, Kerem?
- Nada... en que quizás no habrá tiempo para nuestro paseo.
- Claro que sí, quizás no sea tan largo como habíamos planeado, pero sé que habrá tiempo para poder viajar.
- ¿De verdad?- preguntó Kerem.
- Por supuesto, yo quiero conocer Nueva York.
El joven Haktanir estaba contento. No entendía exactamente por qué, pero lo estaba.
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Mi Estrella
أدب الهواةKerem Haktanir se encuentra en Estados Unidos y allá vuelve a encontrarse con una amiga de la infancia: Sureyya. Para ella es el amor de su vida. Él parecía no verlo...¿será que Sureyya jamás llegará a quererla?