Capítulo 25

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Sureyya y Kerem habían pasado una tarde deliciosa.

- Realmente pareciera que el tiempo se hubiera detenido.

- Así parece- añadió Kerem- pero el tiempo ha generado cambios en nosotros.

-Es cierto, cuando te volví a ver, no te reconocí- sugirió.

- Yo tampoco- comentó el muchacho- y me sorprendí.

- Creías que era yo la misma niña molesta que te hacía la vida difícil, ¿no?- preguntaba divertida.

-No...-dijo Kerem, al fin.

Ella se quedó seria, sin saber qué decir. Kerem aprovechó ese silencio.

- Sureyya, no sé si te pase lo mismo que a mí pero...creo que el habernos reencontrado es señal de algo mucho más grande. Yo...al volver a verte, pienso que nosotros podríamos ser aún más...más amigos...pero...

- ¿Pero, qué?- insistió Sureyya temblorosa.

- Quisiera que...fuéramos algo más que amigos. Siento que tenemos la oportunidad de ser el uno para el otro una gran fuerza, algo que nos motive a lograr grandes cosas. No sé si me estoy explicando...

El tiempo apremiaba. Era ya tarde.

- Creo que debemos volver, Kerem, hace frío.

- Sí, tienes razón- afirmó Kerem- vámonos.

Volvieron a casa. Parla aún no se había marchado.

- Kerem...creí que te quedarías.

-No...es que me mejoré y decidí respirar un poco de aire.

-Y por cierto Sureyya también quería respirar, ¿cierto?

-Sí, realmente fueron muchas las reminiscencias de la niñez que se nos fue el tiempo.

La señora Macide sonrió.

- Me alegra mucho por ustedes. Por cierto, ¿podrías volver mañana, Parla?

La muchacha se sientó opacada.

- Pues sí, si eso es lo que quiere Kerem. Estaré temprano para irnos a pasear, ¿cierto, Kerem?

- No lo sé, Parla, creo que tengo que ir a la empresa.

La señora Macide intervino de tal suerte que Parla tuvo que marcharse.

Cuando eso hubo pasado, Sureyya y Kerem seguían divertidos.

- Bueno...mañana me espera el trabajo- comentó él.

- Lo sé...que te vaya muy bien, tienes que descansar. 

- Tú también, irás conmigo- reveló Kerem.- 

- ¿Yo? Claro que no, Kerem, ¿cómo se te ocurre?

- Por supuesto que vendrás- insistió.

La madre de Kerem también comentó.

- Sí, Sureyya, podría ser buena idea que fueras con Kerem a la empresa, seguramente podrías apoyarnos en algo.

- Ay, señora...no sé. Está bien, espero no molestar.

- Tú nunca molestarías, Sureyya- siguió Kerem.

Ambos sonrieron. Les esperaba un día maravilloso.

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