Capitulo Treinta y Tres.

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—Si no tienes cuidado te vas a quemar —dijo Zayn.

El roce de sus manos hizo que sus piernas se doblaran, como siempre, y cerró los ojos cuando él sostuvo la tetera para dejarla sobre la mesa. Deseaba que las cosas fueran como antes, que él se diera la vuelta y la tomara entre sus brazos.

Sintió que casi podía sentir el roce de sus labios y...Oyeron pasos en el pasillo acercándose y Emma abrió los ojos. Louis acababa de entrar.

—Té, estupendo. ¿Me pones una taza, Zayn? —pidió alegremente sentándose a la mesa y mirando de uno a otro—. Buenos días, Emma.

Pareces cansada. Los dos parecen cansados. ¿Qué habran estado haciendo?.

—No sé lo que habrá hecho Zayn, pero mi aspecto se debe a las nauseas —confesó y oyó a Zayn maldecir en voz baja.

—Siéntate —ordenó Zayn estudiando su perfil—¿Quieres comer algo?.

Su preocupación era como un bálsamo y sonrió.

—Las tostadas normalmente ayudan —dijo sentándose en la silla que Louis había colocado para ella.

—Le diré a Maudie que las prepare —dijo Zayn bruscamente antes de desaparecer para buscar a la criada.

—Es un miserable, ¿verdad? —se quejó Louis —Cualquiera diría que él no ha tenido nada que ver con el embarazo —añadió, levantándose para tomar una taza y volver a sentarse a su lado.

Al menos podía agradecer que Zayn no hubiera tenido dudas sobre la paternidad del niño. Si las hubiera tenido no habría sabido qué hacer.

—Está enfadado consigo mismo por olvidarse de mis mareos —dijo ella.

Ella sabía que ésa era la razón para el comportamiento de Zayn en ese momento. Podía estar enfadado con ella, pero no le haría daño ignorando las dificultades de su estado. Era una contradicción que ignoraba si él conocía. Pero ella sí y eso fortalecía sus esperanzas. A su lado, Louis inclinó la cabeza para estudiarla.

—El embarazo te sienta muy bien, a pesar de los mareos quiero decir. Estás guapísima.

Sonrió, tocándose el vientre aún plano.

—Es un poco pronto para saber eso.

— ¿Demasiado pronto para qué? —preguntó Zayn volviendo a entrar con unas tostadas que le puso delante. Tomó una silla frente a ella y se sentó.

—Emma no cree que el embarazo le siente muy bien. Yo creo que tiene algo especial en la cara, como Eleanor, ya sabes.

Se refería a su comprometida, que estaba a punto de dar a luz... Para luego casarse.

— ¿A ti qué te parece, Zayn?—Louis miró a su hermano.

Emma contuvo el aliento mientras esperaba la contestación de su marido. ¿Qué diría? ¿Sería sincero o mentiría? Zayn tardó algo en responder.

Lentamente sus ojos fueron de su amigo a ella.

—A mí me parece que está aún más guapa que antes —dijo roncamente.

— ¿Lo dices de verdad? —preguntó ella, oyendo los latidos de su corazón.

—Yo no te mentiría—contestó él.

Aquello borró su alegría y palideció. ¿Cómo podía decir eso? Dar con una mano y quitar con la otra era algo demasiado cruel.

Emma se levantó precipitadamente.

—Perdonenme —musitó.

Tragándose las lágrimas, salió rápidamente de la habitación. Zayn salió tras ella al pasillo y la tomó del brazo.

— ¡Espera! ¡Maldita sea, espera un momento! —dijo sujetándola—. Lo siento. No he querido decir eso.

Lo miró con lágrimas en los ojos.

— ¿Y qué has querido decir?.

—Sólo he querido decir que estaba diciendo la verdad. No quería insultarte.

— ¡Querrás decir que esta vez no has querido!.

— ¡Maldita sea, estoy intentando disculparme! —dijo Zayn con las mandíbulas apretadas.

— ¿Y con eso se arregla todo?.

—No quería hacerte daño.

—Tampoco yo he querido hacerte daño nunca. Pero si tú no me crees, ¿por qué iba a creerte yo?.

Zayn la miró durante varios segundos. Después, se dio la vuelta. Emma apartó la mirada, intentando no llorar. Cuando se controló anduvo por la casa y salió al patio.

Ya habían limpiado los restos de la fiesta y se sentó en un sillón. Dos minutos más tarde, alguien colocaba un plato con tostadas y una taza de té en la mesa, a su lado. Ella levantó la mirada automáticamente y se encontró con el rostro de Zayn.

—Cómete el desayuno —ordenó él.

—No tengo hambre.

—Cómetelo, Emma. Por tu bien y por el del bebé. No te pongas enferma para hacerme daño a mí.

Tenía razón y ella lo sabía. No quería enfermarse y desde luego no quería hacer daño al niño.

Con esfuerzo, tomó un trozo de tostada y le dio un mordisco. Zayn se apoyó en la pared. La ignoraba, mirando hacia otra parte. Parecía un perro guardián y, con sentido del humor, pensó que no se movería de allí hasta que no quedara nada en el plato.

Con un pequeño suspiro, se relajó en el sillón.

—Esto está muy tranquilo. ¿Dónde está todo el mundo? —preguntó ella.

—Han llamado del hospital esta mañana.

— ¿Eleanor ha dado a luz?.

—Ha sido un niño —confirmó Zayn, mirando el reloj— Se fueron hace más de una hora, así que deben de estar a punto de llegar.

Sonrió.

—Tu madre se habrá puesto muy nerviosa — bromeó.

—Sí —sonrió él. Los dos se miraron divertidos.

—Pobre Yaser—dijo ella riendo.

Zayn sonrió también.

—Mi padre estaba igual. Espero que no tengan un accidente.

—Quizá deberíamos invitarlos cuando yo esté a punto de dar a luz —sugirió Emma.

Sus miradas se cruzaron compartiendo un sentimiento común.

Un pájaro cantó en un árbol cercano y la magia se rompió. Zayn se dio cuenta de que había bajado la guardia y se estiró.

—Ya pensaremos en eso cuando llegue el momento —dijo abruptamente.

Para  fue como si el sol se hubiera puesto. Era tan maravilloso hablar con Zayn como si nada hubiera cambiado, que estaba a punto de gritar de frustración. En lugar de eso, bebió lo que quedaba de té e intentó tranquilizarse.

—Tienes razón. También tenías razón sobre el desayuno. Tenía hambre.

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Mrs. Styles★ xx

Prohibited    - Malik -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora