Capitulo Tres.

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-Estoy bien. Intenta no hablar, Zayn. Estás herido. Él intentó levantar la cabeza y gimió de dolor.

- ¿Estoy muy malherido?

Con la mano libre ella empezó a peinar su pelo húmedo. Era muy sedoso y cuando su pelo se enredó en sus dedos ella sintió que también se enredaba en su corazón. Era una sensación tan extraña que Emma no sabía qué le estaba ocurriendo y decidió ignorarlo.

-Te han tenido que operar. No conozco los detalles, pero han dicho que te vas a poner bien.

Vio que él cerraba de nuevo los ojos y, suspirando, empezó a apartarse de la cama, pero los dedos de él apretaron tan fuertemente los suyos que tuvo que morderse los labios para no llorar.
La estaba mirando a través de sus ojos entrecerrados.

-Quédate conmigo -dijo intentando mantener los ojos abiertos. Una batalla que perdió casi inmediatamente y Emma se dio cuenta de que tardaría en volver a despertarse. Volvía a estar inconsciente.

-Lo haré. No me moveré de aquí-añadió aunque sabía que no podía oírla. Mientras se hacía de nuevo el silencio a su alrededor, Emma revisó lo que acababa de ocurrir.

Sólo de pensarlo, se sentía mareada. ¿Qué había pasado? Al principio sólo intentaba reconfortarlo y después había sido una sensación increíble. Nunca había sentido nada así. Había mirado los ojos de Zayn y estos parecían haber llenado cada parte de su ser.  Cada uno de sus sentidos lo había reconocido. Había sido asombroso, tremendo. ¿Pero qué era esa sensación?. Volvió a mirarlo y, como por impulso, levantó una mano y la pasó suave y dubitativamente por su mejilla.

Entonces se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y empezó a temblar. ¡No, no podía ser! No podía haberse enamorado de él. Era imposible. Apartó su mano como si la quemara. No podía ser. Ella era una mujer sensata, poco dada a las emociones, y ese tipo de cosas simplemente no le podían pasar a ella. ¿Entonces qué era?, preguntó una vocecita burlona en su interior. Emma no lo entendía, pero debía de haber una explicación racional para que, después de haber mirado esos ojos increíbles, ella hubiera sentido que lo conocía desde siempre.

Suspiró agitada, levantó una mano y se la pasó por el pelo. Tenía que calmarse. Había sido un día traumático y simplemente estaba nerviosa. Una buena noche de sueño lo arreglaría. Más calmada por ese pensamiento. Se acercó a la ventana y se quedó mirando hacia la oscuridad. No sabía cuánto tiempo había pasado cuando oyó unos pasos que la hicieron darse la vuelta.

En la habitación, entraron dos personas con aspecto cansado, pálidos y preocupados. Era una pareja de unos cincuenta años. El parecido entre el hombre que acababa de entrar y el que estaba tumbado en la cama era asombroso.

-Ustedes son los padres de Zayn, ¿verdad? -dijo mientras se acercaba sonriente hacia ellos.

La mujer, un poco más joven que el hombre, sonrió tensa.

-Soy Trisha Malik y éste es mi marido, Yaser. Tú debes de ser Emma, Zayn nos ha hablado mucho de ti. Qué pena que tengamos que conocernos en estas circunstancias. Su voz se quebró al mirar al hombre inmóvil. Sus ojos se llenaron de lágrimas y se compadeció de ella.

-Por favor, no llore. La Doctora ha dicho que se va a recuperar - se apresuró a decir para tranquilizarla-. Lo mejor será que hablen con ella.

-Lo haremos -Yaser tuvo que aclararse la garganta de la emoción para poder continuar-. La enfermera que nos llamó dijo que nuestro hijo había resultado herido en un accidente. ¿Estaba usted con él?.

De nuevo, Emma se enfrentaba con una difícil elección. No tenía demasiado interés en proteger la reputación de su hermana, pero no creía que nadie debiera saber lo que había ocurrido hasta que lo supiera Zayn. Ni siquiera sus padres. Tenía el doloroso derecho de ser el primero en saberlo y ella no dudaría en decirle la verdad cuando estuviera suficientemente recuperado.              Entonces él decidiría si quería que alguien más lo supiera. Hasta entonces, pretendería ser Amber. Algo que su hermana no le hubiera agradecido, pero de lo que no se iba a enterar.

Prohibited    - Malik -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora