Emma Collins empujó la puerta de urgencias del hospital y entró dando zancadas en el pasillo que llevaba hasta información. Estaba cansada hasta los huesos. Había tomado un taxi, pero se habían quedado atrapados en uno de los típicos atascos de la ciudad de Paris, así que se había bajado e ido caminando dos manzanas hasta el hospital.
-Me han dicho que han traído aquí a mi hermana. El apellido es Collins -Dijo con tranquilidad.
Se alegraba de que su imagen de serenidad, que tanto la favorecía en su trabajo como abogada, escondiera los ansiosos latidos de su corazón.
La imperturbable enfermera comprobó sus papeles, estuvo a punto de hacer un comentario y, después, viendo la expresión de Emma se lo pensó mejor.
-La encontrará en la UCI. Tome el ascensor hasta la sexta planta.
¿En la UCI? ¡Dios Santo! ¿Por qué no le habían dicho que era tan grave? Intentando convencerse a sí misma de que no había ocurrido lo peor, Emma se dirigió hacia el ascensor, sin prestar atención a la curiosa mirada de la enfermera.
Cuando se abrieron las puertas, salió y miró a su alrededor. No parecía haber nadie a quien pudiera preguntar pero, acostumbrada a tomar decisiones rápidas, se dirigió sin dudarlo hacia la derecha.
Fue mirando habitación por habitación y entró rápidamente en una de ellas cuando vio una figura familiar. En lugar de estar tumbada en una cama, su hermana, estaba paseando arriba y abajo en la sala de espera.
-Cuando me dijeron que estabas en la UCI pensé que te encontraría malherida. - dijo Emma tensa.
- ¿Desilusionada?.
Emma y Amber Collins eran gemelas idénticas. Tenían veintidos años y eran dos mujeres bellísimas, con unos ojos de un Azul tan intenso que a veces los chicos se perdían en ellos, y un aspecto tan delicado que las hacía parecer frágiles.
Tenían la piel de porcelana, en magnífico contraste con el brillo de su Castaño claro. Las dos eran altas, esbeltas y con muchas curvas.
La única diferencia que saltaba a la vista era que Emma, para los amigos, no era muy buena, y Amber era muy sociable.
Las diferencias realmente importantes no se veían. Precisamente por eso las dos hermanas habían dejado de verse hacía mucho tiempo.
Amber era una secretaria excepcionalmente buena pero, en lugar de usar su cerebro, usaba su aspecto físico para conseguir lo que quería.
Ella dice que los hombres piensan con otra parte de su anatomía y podían ser utilizados para mejorar de posición en la vida.
Por contraste, el aspecto físico era un hándicap para Emma en su trabajo. Tenía que trabajar el doble para convencer a la gente de que no era sólo una cara bonita sino una buena abogada.
A pesar de que, por deseo de Amber, sólo se veían en raras ocasiones. A Emma le seguía importando su hermana. Era la única familia que tenía.
-Parece que estás bien -dijo Emma burlona.
- ¿Bien? ¡Mira esto, me va a quedar una cicatriz, ya lo verás! -exclamó Amber señalando un pequeñísimo corte en su mejilla derecha que había sido limpiado y que ni siquiera había necesitado puntos. Por la fuerza de la costumbre, Emma ignoró el comentario de su hermana y buscó información.
- ¿Qué ha pasado? Lo único que me ha dicho la policía es que habías sufrido un accidente -dijo recordando el miedo que había sentido pensando que había perdido a su único familiar.
Huérfanas desde pequeñas, siempre habían estado solas, razón por la que Emma seguía aferrada a Amber. Ignorando descaradamente el cartel de «No fumar», Amber encendió un cigarrillo y le dio una profunda calada durante unos segundos antes de contestar.

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Prohibited - Malik -
FanfictionLa hermana gemela de Emma Collins, Amber, era un problema para la familia. Pero esta vez habia ido demasiado lejos al abandonar a su prometido, Zayn Malik, cuando éste se estaba recobrando de un gravísimo accidente. ¿Qué podría hacer Emma excepto q...