Chapter 11 - Writing the pain.

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Habían pasado varias semanas, y los encuentros seguían exactamente iguales. Ahora la única diferencia era que las muestras de afecto entre ambas habían crecido en gran manera.

Ahora ya era un hecho para la madre de Nayeon que las cosas entre Jeongyeon y su hija iban más allá de una simple amistad. Fue la misma Nayeon la que le contó lo del beso con detalles y suma emoción.

Esto la hizo feliz. Ahora comprendía la razón por la cual Nayeon le había hecho aquellas preguntas cuando vieron la película esa tarde. Y lo que le había dicho esa vez no era sólo para que su llanto cesara, se lo había dicho de corazón.

Ella aceptaba a su hija, y su relación con Jeongyeon.

El doctor Kim también estaba más que al tanto de los avances de estas chicas. Me temo que Nayeon no es tan buena guardando secretos, así que le contó todo con lujo de detalles. La reacción de él fue de suma felicidad, ahora más que nunca debían estar para ella.

Las dos habían salido a una pequeña cafetería una semana atrás. Por supuesto, Jeongyeon se negó rotundamente al pensar en la idea de estar en un lugar con personas desconocidas. Nayeon insistió tanto y tanto, que la terminó convenciendo entre abrazos, pucheros y besos... Algo totalmente irresistible para Jeongyeon.

Digamos que esa fue algo así como su primera cita. Estuvieron todo el rato conversando, comiendo postres y riendo por las ocurrencias de la mayor. Los temores se despojaron de Jeongyeon de nuevo, y se sintió segura, aunque estuviese en un lugar desconocido.

Jeongyeon podía sentirse segura en cualquier lugar del mundo con sólo tener la presencia de Nayeon.

Luego de esto habían estado corriendo por allí, visitaron la biblioteca y leyeron un poco. La visita al parque no pudo faltar para culminar con el día. Estuvieron largas horas jugando por doquier, abrazándose y besándose, ignorando las miradas que tenían sobre ellas.

Un mundo como éste no merecía ser testigo de un amor tan inocente y puro como el de estas dos jóvenes.

Hablando de esto, Nayeon en ese momento estaba corriendo para encontrarse con Jeongyeon en el lugar que ya deberían conocer.

La chica ya estaba esperándola allí, sentada en el columpio mientras miraba hacia abajo. Nayeon dejó de correr y se acercó caminando con cuidado de no generar algún ruido que la alertara. Al estar detrás de ella cubrió su visión mientras sonreía.

Al sentir las dos manos cubriendo sus ojos Jeongyeon entró en pánico. Su corazón se aceleró y estuvo a punto de voltearse y golpear a quien sea que hubiera hecho eso.

—¿Quién soy?

Suspiró aliviada y sonrió de inmediato.

—No sé —respondió siguiéndole el juego.

—¿No puedes reconocer mi voz?

—No.

—¡Pero eso es imposible! —seguía sin quitarle las manos de los ojos.

—Dulce —susurró.

—Si no puedes reconocerme, ¿por qué dices dulce? —rió y colocó el mentón sobre su hombro.

Jeongyeon alzó los hombros y sonrió aun más.

—Bien —quitó las manos de sus ojos.

Jeongyeon la miró y parpadeó varias veces, como si estuviera esperando, Nayeon la miraba igual, pero no hacía nada, sólo le sonreía.

—Dulce —susurró acercándola y dándole el beso.

Nayeon le correspondió y se inclinó un poco más. Su cabello cayó suavemente sobre el hombro de la chica, haciendo resaltar la diferencia de sus colores.

𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭𝐧𝐞𝐬𝐬 | 𝟐𝐲𝐞𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora