Final

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El tiempo que ambas chicas estuvieron separadas por la distancia se resumió a un año y dos meses.

Los primeros meses fueron más que difíciles y pesados. Para Nayeon el estar en Busan lidiando con todo lo que tenía por delante no fue sencillo. Acostumbrarse a una nueva ciudad, una nueva casa, una nueva habitación y nuevas personas a su alrededor fue algo atosigante; estoy segura que cualquiera que experimentara algo similar sentiría exactamente lo mismo.

Incluso, durante ese tiempo siguió asistiendo a terapia con otro especialista proveniente de la ciudad, cosa que en algún punto la hizo sentir peor, ya que acostumbrarse a un nuevo psicólogo que no fuese el doctor Kim le resultó un tanto abrumador. Las cosas con los pocos miembros de su familia que vivían allí fueron tediosas. Éstos seguían totalmente afectados por la pérdida de uno de ellos, y estar en ese ambiente logro afectarla a ella también.

Durante ese tiempo no dejó de hablar con Jeongyeon mediante redes sociales y llamadas. Se llamaban todos los días, sobretodo en horarios nocturnos, cuando la hora de dormir se acercaba. Duraban largas horas en línea, hablando sin detenerse y cantando algunas canciones, hasta que el sueño vencía a una de las dos, o más específicamente, a Nayeon.

Jeongyeon siguió yendo a terapia, como había prometido que haría. Durante ese tiempo se esforzó por mejorar en muchos aspectos que aún seguían siendo un traba para ella, entre esos incluídos la fluidez al hablar. Ella estaba soltándose poco a poco en esto, aunque Nayeon no tuviera idea de eso, ya que fue algo que Jeongyeon se encargó de ocultarle con mucha cautela.

Durante ese tiempo, Jeongyeon logró acercarse más a su familia, el miedo y la alerta desapareciendo en su totalidad hacia ellos. Todo estaba cambiando de una manera tan grande que, en tiempos pasados, nadie podría creer que algo así sería posible.

Y es por eso que siempre lo he dicho: cuando pensamos que ya es el capitulo final de nuestra historia, nos damos cuenta de que estamos apenas al inicio de ésta.

Todo continúo de esta manera por aproximadamente ocho meses, fue cuando llegó el mes noveno que las cosas comenzaron a cambiar un poco, así sin razón alguna, aparentemente.

Pasaron de llamarse diariamente, a llamarse sólo tres veces por semana. Nayeon notaba como Jeongyeon estaba un tanto alejada y evasiva, cosa que la hizo sentir confundida. Por momentos ella pensó que Jeongyeon había olvidado aquella promesa.

¿Habría olvidado Jeongyeon aquella promesa?

Fueron unos meses de idas y vueltas, de conversaciones incompletas y, hasta cierto punto, palabras vacías. Cuando Nayeon hizo mención de que volvería en sólo dos meses a la ciudad, Jeongyeon no volvió a llamarla ni a escribirle más.

Fue como si ella hubiera desaparecido. Nayeon se preocupó, y cuando contactó a la hermana de Jeongyeon, ésta le dijo que ella todo estaba bien con la chica y que nada malo parecía ocurrir, pues ella se veía feliz. Creo que eso fue suficiente para que ella lo aceptara.

Nayeon aceptó que Jeongyeon ya había dejado de quererla. Aceptó que había olvidado aquellas promesas, que había dejado de esperarla y que su historia había llegado a un final, aunque aceptarlo le doliera tanto.

El día de su regreso llegó, pero ella no deseaba volver a aquel lugar. Todo el asunto familiar logró estabilizarse, así que ya había llegado la hora de volver a su ciudad, a su hogar, al lugar que había extrañado durante ese tiempo ausente.

Sólo sucede algo: ella había dejado de extrañar ese lugar.

Su madre fue testigo de todo lo que había sucedido últimamente, y por supuesto, tales hechos todavía la hacían sentir confundida... Ella sentía que algo más había detrás de todo esto.

𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭𝐧𝐞𝐬𝐬 | 𝟐𝐲𝐞𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora