Atrevido [Jeff × Zalgo]

Capítulo 7: Un chico

Narra Jeff
Me sentía tan molesto conmigo mismo, no podía estar apartado de Zalgo mucho tiempo y me sentía estúpido por eso, me jode tanto y en un segundo lo perdono, ¡Soy Jeff the Killer! El mejor asesino, me importa un carajo si el demonio mimado me rechaza, agh, no debí declararme así, no me siento seguro ni en mis sueños. A ver, Jeff, no tienes amigos... Él es el primero que te apoya y quiere ayudarte aunque sea un...! Joder, debo relajarme. Me tiré a la cama, con los ojos cerrados, eso lo agradecía en verdad. Mis párpados curados me hacían recordar un poco de lo que sentía por Zalgo y dolía, me cayenron pequeñas lágrimas pero sonreí un poco. Sé que sufro pero, esto es mucho mejor que pensar todo el tiempo si comeré de nuevo. Me siento mucho mejor aquí. Tal vez actué como un idiota. Zalgo es mucho mayor, tal vez le gusten las mujeres o algo así... Simplemente no soy su tipo. Duele un poco, pero llevamos muy poco de conocernos. Me senté en la cama más calmado y sonreí irónico. Esto fue estúpido. Zalgo no es para mí... Me sentí mejor al resolverlo con muy pocas lágrimas. Ahora estaba sonriendo, me quité las pocas gotas saladas de mis ojos, y me fui a ver al espejo del baño, sonreí, me veía genial... Podía tomar a cualquier bastardo que quisiera. Hasta a ese chico con novio. De hecho, era bastante atractivo.
Me quedé pensando unos momentos y salí, me siento algo inmaduro, creo que fui cruel con Zalgo. Sí, soy un asesino, me comporto como un bastardo y mi lenguaje deja mucho que desear pero... No debí hacer eso. No a él.
Lo miré en la cocina y suspiré.
J: Zalgo, ¿me pudes mandar a la creepyhouse?-Me vio, con mucha confusión y algo de miedo.
Z: ¿Qué? Pero, c-creí...
J: Es que, quería conocer bien a un chico.-Hablé avergonzado, colocando mis manos en mis bolsillos. Agh... Mierda... Le miré sonrojado y tembloroso. Me sentía tonto, pero eso le haría sentir más cómodo. Supongo.
Z: ¿Hablas de que... Quieres-
Lo interrumpí antes de que me preguntara algo que me aumentaría los nervios.
J: Es que, había alguien que me había agradado, tal vez pueda ser su amigo...-Le aclaré con mi seño fruncido, ese demonio sólo me hacía tener el corazón a mil pero no me interesaba él ahora, quería ser amigo de un extraño de la creepyhouse para relajarme, aunque, tal vez quería tener más que un amigo.
Z: De acuerdo... Iremos mañana por tu amigo. Pero no creo que debas ir a la creepyhouse. Es peligroso, Slender te puede obligar a quedarte.-Gruñí molesto.
J: Agh, vale...-Murmuré resignado.
Z: ¿Y... Cómo se llama?-Lo dudé, la verdad, no sabía a quien quería conocer.
J: ¿No podrías mostrarme un menú de chicos o algo así? -Hablé en doble sentido, riendo leve. Agh, Zalgo parece más inocente que yo cuando no lo nota.
Z: Mh... Claro.-Apareció una revista, con pocos diseños pero colores oscuros e interesantes.- Es información general de cada uno, si quieres una foto de ellos, frota el papel con la yema de tus dedos.
Joder. Amo su magia. Creo que aún me cuesta creer que esto sucede de verdad. Es tan asombroso...
Observé a los chicos y luego de leer un poco, me quedé observando a uno. ¿Titiritero, eh? Froté la hoja de papel, ocultándome en mis hombros, una parte de mí no quería que Zalgo notara mis expresiones, así que me ocultaba mientras leía en el sofá y... Oh~ Dios...~
Me mordí el labio, sintiéndome algo caliente. Me levanté tembloroso y luego pensé "Cierto, robé un poco de la magia de Zalgo, no?" Froté de nuevo la hoja, esperando que por un milagro pudiera ver otras fotos de él. Pero mi mente jugó conmigo y esa hoja reflejó el cuerpo desnudo del chico, tragué con dificultad y me sentí más excitado. Bueno... Olvidaré fácil a Zalgo.
Z: ya está la cena, Jeff~-Me llamó alegre. Lo dudé un momento y luego me senté con vergüenza en la mesa. Actúa natural, la erección se bajará. Me repetí sonrojado, dejando la revista de lado, claro, cerrándola para que el demonio a mi lado no notara lo que vi.
Z: Puedo oler... Lujuria... En ti.-Mencionó como si nada y yo escupí mi jugo de arándanos. Mierda. Limpió de inmediato y gruñí.
J: ¿Sabes? Para los humanos eso es algo privado...
Z: Sí, para humanos.-Le miré confundido, pero no respondió a mis acciones y sirvió los platos, cenando a mi lado en completo silencio. Miré la mesa, era enorme.
J: Zalgo, si has estado solo tanto tiempo, ¿Por qué vives en este lugar tan grande?-Sus ojos carmesíes se giraron hacia mí.
Z: No lo sé, supongo que porque quería poder. No tenía amigos. No tenía familia. No tenía nada. Traté de entretenerme y me gusta mucho decorar, limpiar, ya sabes... Esas cosas.-Sonrió levemente.- Fue lindo hacer este lugar tan perfecto, pero hasta yo me di cuenta de que debía parar. Era enorme y sólo para mí. Así que busqué gente para llenarlo y nunca pude. Hasta que llegaste y dejé de estar solo...-Revolvió mi cabello alegre. Con una risa grave.
Le sonreí con vergüenza y pasé mis manos por su cuello.
J: Gracias...-Susurré, era lindo. Me miró con las mejillas algo rojas, se ve genial sonrojado. Nunca lo había visto así.
Me tomó de las mejillas y acaricio mi cabello riendo. Ya no sentía tanta vergüenza. Tal vez, sea mejor ser sólo su amigo. Ya me siento menos atraído hacia él, creo que es un avance.
Z: Bueno, termina tu cena y descansa... Mañana iremos por el chico que quieras...
Asentí emocionado, no podía esperar por tener un novio. Claro, primero vería si le agrado... Suspiré nervioso y seguí comiendo. Me la pasé genial, pensando en lo lindo que sería conocer a alguien tan atractivo e interesante. Creo que lo que más me volvía loco, era su corazón... ¿Asesino? ¿Él? Sonaba muy dulce... Era difícil de creer. Me dormí, pensando en aquel chico de piel gris que conocería al día siguiente.

Narra Zalgo
No he podido dormir en toda la noche. Se supone que no duermo, pero desde que estoy con Jeff había logrado hacerlo... Ahora... No puedo calmarme. Siento una increíble ansiedad y mis ojos tienen agua, no sé lo que significa, pero me duele el pecho, demasiado. Escucho los pensamientos de Jeff, son tan fuertes y extrañamente hacen que mis dolores aumenten. Quisiera saber el porqué...
Cerré mis ojos con fuerza y gruñí, quebrando la lámpara de tela a mi lado. ¿Estaba molesto, estaba triste? No estoy del todo seguro de lo que siento. Pero tengo un mal presentimiento.