Capítulo 8: Hilos en el corazón

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Narra Jeff
Desperté, suspirando con tranquilidad un momento y abrí la ventana, olvidándome por completo que estábamos en el infierno. Vi a mi alrededor asombrado, joder... Esto, se ve muy mal. Habían demasiadas nubes de color negro, con rayos y lluvia, miles de gritos de dolor, pude ver tornados a la distancia, gente que era atravesada con los objetos que poseía el agresivo viento, el piso estaba agrietado, con ese color carmesí característico de la sangre saliendo como una fuente, hacía constraste con el suelo seco y blanquecino. Suspiré por la asombrosa escena. Era sorprendente la vista, pero cruel. Parecía que algo estaba mal, es peor que de costumbre.
Me alisté para bajar, colocándome ropa algo... Ahm... Corta~.
Sonreí con confianza, bajando las escaleras, Zalgo me miró sorprendido; sus ojos estaban muy abiertos y no dejaba de verme.
Z: E-eh... ¿A-así irás a ver a tu amigo?-Preguntó, miré su rostro, este tenía un leve sonrojo.
J: Claro, es de la ropa que me dejaste en el closet.-Respondí alzándome de brazos y él se dio la vuelta muy rápido, cubriendo su cara y murmurando. Me miró lleno de vergüenza.
Z: E-entiendo...-Dijo casi en un susurro y suspiró.- ¿Y por quién voy?
J: Por The puppeteer.-Estaba decidido a conocer ese apuesto hombre...
Z: En seguida.-Desapareció, haciendo mueca y me iba a sentar pero aparecieron frente a mí, sorprendiéndome un poco. Joder, ni siquiera pude pensar en qué decir y unos labios estaban a 10 centímetros de mi cara gracias a los pocos pasos que había dado. Miré sus ojos y Zalgo se separó avergonzado, enderezándose, ya que de esa manera no le alcanzaba el rostro. Parecía algo intencional... Digo... ¿Quién se teletransporta algo agachado? Sabía mi altura... Mh... Bueno, da igual... No debo creer algo más. No es como si yo le interesara y no parecía que supiera que iba a suceder.
Z: P-perdón, debí decirte que aparecería en el mismo lugar y que no tardaba...-Asentí, algo... incómodo... y miré a su lado, encontrándome con esos ojos dorados. Dejé a Zalgo de lado y me acerqué a él.
TP: Ah~ ¿Tú eres Jeff, no?-Preguntó con una sonrisa que me puso algo débil. Pero mi orgullo no me dejaba mostrarlo. Me miró a detalle y le devolví la sonrisa cuando llegó a mi rostro.
J: El mismo, ¿Zalgo te dijo de mí?
TP: No es necesario. El grandioso Jeff The Killer que acabó con media ciudad siendo un humano, uno muy lindo por cierto...-Reí por eso y sonreí orgulloso.
J: Qué halagador~ eso me gusta.-Hablé con picadía, haciéndole avergonzarse y reír. Nos comenzábamos a llevar bien.
Lo guié a mi cuarto con una señal y nos sentamos en mi cama luego de cerrar la puerta, dejando que Zalgo se fuera al suyo.
TP: Qué enorme lugar... Es mucho mejor que la creepyhouse. ¿Qué misiones te dan aquí?
J: Meh... Sólo me dicen que me siente para comer.-Reí sorprendiéndolo más, sus ojos brillaban... Literalmente.- Qué ojos tan bellos.
Juraría que vi una especie de sonrojo de color dorado en sus mejillas.
TP: ¿Te gustan? D-de hecho, de ese color es mi sangre... Y haha~, mira.-Abrió su boca y miré su saliva dorada.
J: W-wow... Y... ¿Si besas a alguien de qué color queda la boca de esa persona? -Pregunté, logrando un pequeño saltito de sorpresa y en pocos segundos, una mirada sensual.
TP: No estoy seguro... Pero... Me da curiosidad...-Nos acercamos un poco, logrando que la cama crujera. Jeff, esto es muy rápido... Hasta tú lo sabes... Pero...
Al carajo...
Nos besamos de lengua, con frenesí y desesperación, soltamos algunos jadeos. Me aferré a su nuca moviendo mi lengua en el interior de su boca mientras era recostado. Sentí como la rápida danza de las lenguas se aceleraba y dejó una de mis piernas sobre las suyas, fingiendo embestidas.
J: m-magh~ m-mHn~.-Sus enormes manos me atraparon de la cadera y ughh~ mierda... Mi mente se puso en blanco. Me separé gimiendo por las falsas embestidas, miré los golpes que daba con su pelvis a mi miembro. Me derretí cuando hizo presión y me movió en círculos.
J: C-carajo...~-Gruñí jadeando.
TP: M-mgh... Joder...~-Le miré con lujuria y moví mis caderas deseoso, respirábamos agitados. Carajo... Si Zalgo me hubiera aceptado el primer día, no sería virgen en este momento, soy algo aventado. ¿Perderé mi castidad con este extraño? Eso no me gusta. Pero, Zalgo no me ama. Debo recordar eso. Trataba de no llorar al pensarlo, no entendía el porqué dolía, pero, al menos puppeteer parecía sentir mucho por mí, se veía tan sonrojado y excitado. Tal vez sí vayamos a hacer el amor. Aún tengo algo de miedo. Siento que me dejará al acabar. Pero, ¿Qué perdería si eso sucede? Da igual...
Aunque mi mente me repetía eso, mi corazón comenzaba a latir por aquel titiritero, sus cuerdas se enredaron en mi cuerpo, evitó hacerme daño a toda costa, era tan cariñoso y parecía no estar tan seguro del qué hacer, como si también fuera su primera vez o tal vez estaba nervioso. Pero, era tierno. Sonreí, cayendo poco a poco en sus redes. ¿Me estaba enamorando? Bueno, el pensar en Zalgo duele más de lo que sentía por él. Al pensar en este chico que es igual de rápido que yo en las relaciones... Me siento bien... Demasiado bien. Es dulce. Me gusta...
Sus besos eran suaves, aquellos labios se paseaban por mi cuerpo, más que nada sobre mis oídos y un poco de mi cuello, me hacía sentir escalofríos y temblar. La excitación subía, inundando mi mente y nublando esta sin piedad.
Oh, Zalgo... ¿Por qué no me querías? Ahora que no tengo desordenes mentales parece que todos me aman. Pero, ya escuché tu respuesta. No sientes nada por mí. En ese caso, ¿Qué te despertó interés en mí? ¿En verdad sólo me querías como un compañero? Eso es extraño. Pudiste escoger a cualquiera, pero, me escogiste a mí. Bueno... Supongo que si hubiera sido alguien más, esa persona pensaría lo mismo que yo. De todas formas, duele. Los demás no te amarían como yo lo hice, sé que fue rápido; pero, ¿Qué tan grande crees que sea el amor de un asesino que nunca tuvo a nadie apesar de que anelaba compañía desde hace años? ¿Tienes idea de lo que valías para mí? Ambos hemos estado solos por tanto tiempo, eres perfecto, completamente perfecto, hecho para mí. Eres el hombre más atractivo que he conocido, no creo que exista alguien mejor. Tu voz, tu personalidad, tus ojos... Nadie tienen lo que tú tienes... No fui suficiente para ti. Pero, si no soy suficiente para ti, significa que no eres el indicado... Al parecer este tal Blake me amaría. Es momento de dejarte ir... ¿Porqué no paro de llorar mientras este chico me embiste? Por suerte estoy boca abajo, no se da cuenta, no hago nada de ruido, supongo que soy un maldito experto en esto. Pero tú lo notarías. Sé que sí.
TP: ¿E-estás bien?-Preguntó agitado.
Me sorprendí por aquello y me quedé callado, salió de mí y me obligó a verle. No dijo nada y me abrazó. Vaya... Tal vez... Tal vez esto puede funcionar.
Sonreí un poco y sentí calidez en mi corazón, correspondiendo el abrazo y ocultándome en su cuello.
J: Sí, lo siento... Pensaba en alguien del pasado... Pero, ya me siento mucho mejor.-Le sonreí con vergüenza gracias a que acarició mis mejillas con mucho amor.
TP: Respeto eso...-Le miré a los ojos y le besé más cariñoso.
J: Sigamos...








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