Capítulo 20: Progresando

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Narra Zalgo
Me levanté algo temprano y suspiré, no sentía que había descansado. La noche fue algo pesada pero al menos tenía un poco de energía. Miré la habitación mientras bostezaba y tuve que ahogar un grito al ver al pequeño chico en el sofá. Me levanté con lentitud, caminando hasta él. Podía ver una sonrisa dibujada en su rostro mientras abrazaba un cojín. Me sonrojé al ver su mano, tenía aquel anillo que yo le quería regalar. Me avergoncé y sonreí por eso, mi corazón se había reconstruido con esa bella escena. Regresé a la cama, tomando el anillo restante de la mesita de noche y colocándomelo. Suspiré y bajé, listo para preparar un hermoso desayuno para Jeffrey.
Estaba dando mi mejor esfuerzo por impresionarlo. Hasta había hecho un tren en toda la mesa para darle cosas, cada vagón tenía algo diferente, desde salsa hasta arándanos. Cualquier cosa probable que él quisiera. Puse una máquina de jugos en el centro de la mesa y otro tren ahí para que le llevara directamente la bebida a Jeff luego de que colocara su vaso en un vagón. La velocidad de ambos era constante, era imposible que chocaran. Hacían lindos sonidos, tan pequeños y adorables. Suspiré y fui a mi cuarto tocando este con cuidado, hasta recibí el sonido de la campana luego de un minuto. Era algo tranquilo, seguía muy cansado, tal vez. Entré, notando al pequeño somnoliento mirándome, ya no tenía la sonrisa pero parecía feliz, sus ojos brillaban un poco.
Z: P-preparé el desayuno, t-te llevaré abajo... ¿Sí?-Me miró unos momentos y al final asintió como si le diera igual. Lo levanté amoroso, llevándolo al gran comedor digno de la realeza. Lo senté en un extremo, dejando que observara asombrado todo. El trenecito hizo un sonido cuando se detuvo frente a Jeff, fue tan tierno verlo así. Sonreí y caminé hasta el otro extremo de la mesa, comiendo tranquilo y con orgullo por haber logrado hacerlo sentir bien y empezar de buena manera el día. Miré hacia la silla de Jeff, ya no estaba ahí. Tragué pesado pensando que se fue, hasta que escuché la silla a un lado de mi moverse. Él se sentó a mi lado y comió sin decir nada. Yo estaba completamente rojo. Este es un gran día...

Narrador
El calendario poco a poco se hizo más delgado hasta que llegó el invierno. Era 24 de diciembre, sería la primera vez que los dos creepypastas celebrarían juntos ahora que su relación había mejorado. Actualmente parecían amigos y el pequeño Woods ya no era tan pequeño. Su estatura aumento, claro que seguía estando prácticamente hasta el pecho de su contrario. Pero sus rasgos sí habían cambiado de forma más notoria; Zalgo lo observaba mucho por eso, el nuevo Jeffrey era más atractivo que antes. Con un cuerpo sensual y de mayor proporción. Era delgado y con una cintura pequeña, unas caderas anchas y un buen trasero que hacía babear al demonio. Aunque ya sabía las reglas de no tocar al contrario y no lo presionaba ni mucho menos incomodaba. No se atrevía a molestar a Jeffrey luego de todo lo que han pasado.

Narra Zalgo
Estábamos en el mismo cuarto por fin, tratando de comunicarnos con facilidad. Le ayudé con eso, usando algo de magia. Hacía que en el aire se escribieran sus pensamientos, aunque a veces eran imágenes y él las describía.
Z: ¿Y la gente sonríe cuando un anciano gordo y desconocido se mete a sus casas para alimentar a sus niños con golosinas de procedencia extraña?-Le miré con confusión y este asintió con una sonrisa. Amaba ver esa mueca. Ahora era más común y vaya que me gustaba.
Z: Mh... Lindo.-Dije riendo leve.- ¿Y cómo se celebra?
Sus manos se pasaban por mi cabello, acariciando este mientras me contaba por escrito todo sobre la navidad y la noche buena.
Z: Eso... Eso es hoy...-Hablé sorprendido.- ¿Y ese viejo extraño es un demonio?-Pregunté haciendo mueca.- No quiero que entre...
Parecía querer reír aún si no salían sonidos.
Era algo confusa esta fecha, pero parecía hacerle feliz.
Z: Bueno, vamos a cocinar...~-Tomé su mano y él asintió, caminando conmigo tranquilo. Fuimos a la cocina del primer piso. Mientras él sacaba los materiales, yo estaba preparando el horno para un pavo. Tengo poderes, pero es más lindo hacerlo con tus propias manos.
Me mostraba lo que hacía con una sonrisa mientras yo me confundía. Parecía estar haciendo una clase de masa. Piqué la mezcla asombrado y él me acercó a la boca una bolita de la masa, claro que esta no contenía nada peligroso al estar crudo. Sólo era harina, azúcar, mantequilla y demás ingredientes que no me interesaron.
Lo probé y joder, sabía muy bien. Se supone que soy buen cocinero, pero Jeff me ganaba en esto. Se veía muy feliz molestándome con la comida. A veces me manchaba con la harina o me ponía crema batida. Pero fueron lindos momentos. Al final, sólo cocinamos el pavo y las galletas, esperando un poco mientras hacíamos espagueti y puré.
Se relamía los labios hambriento y debo admitirlo. Quería besarlo. Era lindo, tal vez me correspondería, digo, tanto tiempo y no se ha quitado el anillo. Se encontraba de espaldas, preparando las cosas con un mandíl negro, para chefs profesionales.
Puse mi cabeza en su hombro, logrando que girara su cabeza con levedad hacia mí. Sonreí por eso, acariciando con cariño su mejilla. Le dejé un beso en la nariz y me alejé de ahí para hacer la ensalada. Joder. Lo amo demasiado. Es tan desesperante no poder besarlo ya, quiero darle la noche de su vida. Quiero darle miles de razones para quedarse conmigo. Quiero que ya pueda hablar. Debo esperar a que confíe más en mí para eso... No quiere que toque su cuello con las manos. Aunque de vez en cuando le dejo besos y no hace nada. Eso es lindo. Me quiere... Yo supongo... Y el pensar en aquella posibilidad me llena de alegría.

Atrevido [Jeff × Zalgo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora