La despedida de soltera

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Cepilló una vez más su cabello. Tomaría algunos minutos antes de bajar para dar la bienvenida a sus invitadas. No tenía verdaderas amigas, ninguna era digna de ese título, simplemente eran conocidas o mujeres para hacer cosas de chicas.

Ninguno de los guerros Z la acompañaría a un centro comercial o al salón de belleza. Yamcha fue la excepción a la regla, no tenía más opción por ser su novio. Suspiró con una mezcla de emoción y vacío al pensar en su futuro esposo.

Los meses pasaron en un parpadeo, el estrés por planear una boda hizo de las suyas en la relación de pareja. Se mostraba irritable casi las 24 horas y un día Yamcha explotó, él podría llevarse el premio al novio más paciente y tolerante, pero alcanzó su límite. El lobo del desierto le puso un ultimátum, o contrataba un organizador de bodas o no habría boda.

El problema no fue la condición, el inconveniente se presentó cuando Yamcha sacó todo aquello que guardó por años, fue su momento de catarsis externando todo lo que desaprobaba de Bulma.

La científica se quedó petrificada escuchando cada reproche, por primera vez en su vida se dedicó a negar o asentir cada fragmento del discurso. En otras situaciones mandaba todo al demonio y cortaba su relación, pero ese momento fue distinto.

Se tranquilizó porque al leer revistas de bodas encontró varios artículos de los problemas de pareja que surgen al organizar una boda. Los señalaba como una prueba a superar, una forma de reconocer si estás con la persona indicada.

-El indicado –murmuró no muy convencida.

Desde que Vegeta se le metió en su propuesta de matrimonio algo se activó en ella, no sabría explicar si se activó o se avivó. El susodicho hacía meses vagando por el espacio y ella lo tenía presente en su mente cada instante.

La ausencia del saiyajin le afectó en demasía. Extrañaba sus gruñidos, sus comentarios sarcásticos y su minúscula ayuda en la organización de la boda.

Agitó la cabeza para sacudirse los pensamientos, lo único que Vegeta podría sentir por ella era deseo carnal, jamás amor y no iba a tirar toda su maravillosa boda por salir corriendo detrás de un saiyajin que ni siquiera daba señales de vida.

-¿Todo bien?-preguntó Milk cuando ingresó a la habitación y encontró a Bulma conteniendo lágrimas.

-Sí –respondió tomando un cosmético para dar color a sus labios –son los nervios de la boda.

-Espero que Gohan se mantenga estudiando en mi ausencia –dijo Milk cambiando el tema –el entrenamiento lo tiene alejado de sus tareas.

Bulma se giró para torcer los ojos en desaprobación. El niño era brillante, no le venía mal un descanso en sus estudios.

-Debe ser complicado ser madre –dijo reflexionando en que tal vez juzgaba mal a la mujer.

-Es complicado –suspiró Milk –Pero es una maravillosa experiencia. ¿Qué hay de ti? –preguntó -¿alguna vez quieres ser madre?

-No me desagrada la idea –sonrió Bulma perfumándose.

-¿Yamcha y tú se están cuidando? –necesitaba preguntarlo, la información podría aportar a la causa del joven proveniente del futuro.

-Sí –afirmó levantándose apurada a revolver sus cajones –Gracias por recordarme que es hora de tomar la píldora. Tengo hasta de emergencia por si algún día la olvido.

Milk sonrió para sus adentros. Llegó a su mente la brillante idea de cambiar las píldoras por dulces similares en forma, eso acrecentaría la posibilidad de que Bulma quedara embarazada.

Quiero robarme a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora