Recién casados

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Regresó antes de lo previsto, una breve estancia en el planeta Tierra antes de volver a sus entrenamientos por el espacio. Luego de controlar su transformación en súper Saijajin, procedería a elevar aún más su poder. Una vocecilla le decía que volviera para confirmar si había un heredero o si habría que seguir intentando, puro interés genético, para nada implicaba placer.

Lo recibieron con súbita emoción la señora rubia y el científico, agradecieron su participación en que su hija sentara cabeza para decidirse a tener un hijo. Un nieto era lo que necesitaba la Corporación, alguien que animara los rincones del complejo.

Por "casualidad" encontró a la terrícola sentada sobre un tapete en posición de loto, simulaba meditar mientras escuchaba música relajante. Pegó un brinco de emoción al confirmar el estado de la mujer, no obstante desde que se acercó a la Tierra percibía la energía de un nuevo saiyajin.

-¡Oye! –le habló Bulma a su vientre –no te muevas tanto, me lástimas.

Parece que el pequeño le advertía de una presencia maligna porque revoloteó al punto de obligar a su madre para incorporarse ante la incomodidad. Pero Bulma no advertía quién miraba curioso la escena.

-¡Vegeta! –ahogó un grito. Pensó en miles de formas de anunciarle la buena nueva, pero al momento ninguna le vino a la mente –necesitamos hablar.

-¿Cuánto tarda en nacer una cría terrícola? –preguntó el saiyajin.

-Siempre tan lindo y directo como siempre –torció los ojos la futura madre -9 meses pero creo que nacerá antes, se encuentra en posición para el parto.

-Es un varón –expresó indiferente.

-¡Gracias por arruinar la sorpresa! –odió el imprudente comentario -supongo que sí sabes quién es el padre.

-Es el ki de un saiyajin –respondió cruzándose de brazos –y no creo que sea de Kakaroto.

¿Cómo lo haces? –le preguntó -¿cómo puedes estar tranquilo? –quería explicaciones –estamos casados y tenemos un hijo, ¿sabes lo disparatado que suena eso?

-¿Sabes lo ridícula que te ves preguntando eso? –lo comenzó a sacar de sus casillas.

-Pensé que estarías molesto al recibir la noticia, pero no te tomó por sorpresa como a mí –se extrañó con la actitud de Vegeta.

-¿Qué esperabas? La semilla saiyajin es fuerte –le confesó indiferente.

-Gracias por la información ¡señor semental! –le recriminó molesta golpeándole el hombro.

Vegeta contuvo la risa ante el comentario, para no ser descubierto intentó alejarse de la terrícola pero ella lo llamó nerviosa.

-Vegeta –se aclaró la garganta –El doctor sugirió algunos ejercicios para abrir el canal de parto –las cosas se pusieron algo incómodas.

-¿Y yo qué tengo que ver en eso? –preguntó extrañado.

-Lo pondré así –Bulma se quitó la pena –en un embarazo cada mujer tiene diferentes reacciones: algunas le da por llorar, otras tienen nauseas todo el tiempo y yo el libido en su máxima expresión.

Vegeta se atragantó con su propia saliva al escuchar tal confesión. El sexo con una embarazada no aparecía ni en sus más remotas fantasías.

-¿Qué dices? –sonrió con mirada perversa. Se acomodó un poco el escote para que el saiyajin notara el nuevo tamaño de sus senos.

-No –negó no muy convencido, sonrojado e imaginando en qué posiciones serían apropiadas para tomar a la mujer sin dañar al mocoso.

-Lástima –suspiró Bulma con tono seductor –tendré buscar a otro voluntario –se acercó al él para hablarle al oído.

Quiero robarme a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora