La boda

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Pastilla del día siguiente, pastilla del día siguiente, pastilla del día siguiente... revoloteaba sus cajones en busca de la mentada píldora de emergencia. Quedar embarazada de un mercenario espacial no entraba dentro de sus planes.

-¿Todo bien amor? –le preguntó Yamcha desde fuera de la habitación.

-¡Sí! –mintió la novia –Estoy ocultando el vestido, no quiero que lo veas –pausó mientras arrojaba más objetos de los cajones –es de mala suerte.

-No creo en esas cosas –Comentó el novio –¡Tenemos un baile que ensayar, Candy organizó los horarios de ensayo.

-¡No me hables de esa mujer! –se molestó Bulma, pero recapacitó cuando recordó que ella también tenía un secreto de infidelidad.

-¿Sucedió algo? –preguntó Yamcha nervioso -¿No contrató a los músicos que querías? –esperaba que su novia no se hubiese enterado de su último desliz como soltero.

-Nervios de novia –se excusó Bulma sonriendo al encontrar sus píldoras, el gesto se apagó cuando notó que ya no tenía.

Aparte de la anticoncepción buscaría remedios para el dolor, estaba apaleada de tan intensa sesión de sexo. Dolía, pero fue la despedida perfecta a la soltería.

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En su cabeza cruzaba una pregunta: ¿Cuánto tiempo tarda en fecundarse una mujer terrícola?, ansiaba conocer si sus dos horas de arduo sexo salvaje rindieron frutos. Ahora pensaba en sí habría que repetir el momento, solo para estar seguros, nada tenía que ver con el placer de volver a sentir la cavidad de la terrícola.

-¿Ya? –preguntó Gokú apareciendo de la nada.

-¡Maldito Kakaroto! –se sobresaltó el príncipe.

-¿Tenemos un Trunks? –preguntó traviesamente.

-¿Trunks? –Vegeta dudó – con que así se llama el mocoso del futuro –torció los ojos pensando en que seguramente su madre le puso el nombre.

-¡Auch! –Gokú llevó las manos a su boca tratando de contener sus palabras.

-Eres pésimo guardando secretos –negó Vegeta con fastidio –No siento un ki diferente en la mujer.

-¿Y si tomó algo para no quedar embarazada? –pensó Gokú –Milk usa esas cosas, dice que no quiere más niños.

El príncipe se cruzó de brazos al decepcionado, debió secuestrar a la terrícola más tiempo, hasta asegurar que la fecundación se lograra. A decir verdad él no la secuestró, fue Kakaroto, por primera vez en su vida era inocente.

-Me importa un cuerno –se fastidió Vegeta –Regresaré al espacio.

-¡Noo Vegeta! –lo intentó convencer.

-Una advertencia –lo amenazó con mirada retadora y apuntando su dedo –No vuelvas a llevarme a la mujer al espacio, es una distracción a mi entrenamiento y recuerda que mi único objetivo es eliminar a los androides y acabar con tu existencia.

El joven saiyajin no respondió, se limitó a mover su cabeza en señal de resignación. Mientras que Vegeta se alejó en busca del científico.

-¡Orgulloso y necio! –suspiró Gokú, pero se le ocurrió una traviesa idea –Si Vegeta no tiene nave, seguirá varado en la Tierra -Jugueteando con sus dedos y con una sonrisa maquiavélica se acercó al centro de control de la nave espacial -¡Ay se rompió! –dijo jalando unos cables.

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Sobra decir que Vegeta no pudo retornar al espacio pero Bulma evitó al saiyajin. El día siguiente toda la familia se dirigió al hotel donde sería la boda, se hospedaron días antes del evento para disfrutar de las instalaciones del complejo.

Quiero robarme a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora