La propuesta

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Quiero robarme a la novia

Advertencias: el presente fic se salta un par de cosillas asentadas en el canon, pero prometo que es con una justa y entretenida razón.

Los capítulos son cortos y están inspirados en varias películas de bodas, comenzado por el título central del fic.

La propuesta

Todo listo, todo listo se repetía Yamcha. Desde que el joven del futuro apareció advirtiendo una posible amenaza replanteó sus metas. Haber muerto y volver a la vida le dio una segunda oportunidad, la cual no desperdiciaría.

Su incentivo fueron las palabras de Gokú en su despedida: "Bulma espero que tengas un bebé sano". Quién diría que el joven saiyajin comenzaba a entender las cosas, a ver que una pareja de tantos años debía sentar cabeza y tener descendientes.

Los padres de Bulma fueron cómplices en la organización de la propuesta de matrimonio, no sólo eran los encargados de distraer a su hija, también de aportar ideas y efectivo $ para que la noche fuera épica.

Los nervios le estrujaron el estómago, tal vez no eran del todo los nervios. Se lamentó comer en aquel restaurant poco higiénico, pero no tuvo tiempo de buscar algo mejor para saciar su hambre. Las señales indicaban que Bulma aparecería en un par de minutos, los músicos estaban listo, los carteles colocados en la posición correcta y el anillo en la mesa donde cenarían a la luz de la luna.

La revolución en su estómago se potenció, claramente no aguantaría un minuto más sin correr al sanitario. Rezaba a Kamisama porque retornara a tiempo y no se estropeara la sorpresa.

No muy lejos de allí, un poco tolerante saiyajin percibía el sonido de los músicos que afinaban sus instrumentos. El revoloteo lo ponía de peor humor que de costumbre. No entendía mucho de las tradiciones terrícolas, pero llevar a los jardines de una mansión toda una banda sinfónica le parecía carente de sentido.

Curioso decidió acercarse, los jardines de la Corporación estaban más decorados que de costumbre. Frente al séquito de músico había una mesa que seguramente fungiría como sitio para una cena elegante. Siguió avanzando para descubrir que en el centro de la mesa se encontraba un anillo brillante, el brillo llamó su atención y al verlo sonrió al recordar el vago recuerdo de su madre que era fanática de las joyas, y cómo no, si era la esposa del todo poderoso rey Vegeta. Tomó el anillo en sus manos para inspeccionar a detalle, no reconocía el tipo de piedra preciosa, al parecer cada planeta tenía sus propios minerales.

Saliendo de la casa venía Bulma con sus ojos vendados, los padres guiaban su paso y sonreían con emoción porque su pequeña hija estaba por comprometerse. Esperaban que inmediatamente después de la boda vinieran los nietos, Bulma no se percataba que ya no era una chiquilla y el tiempo se le estaba pasando.

-¿Qué es todo esto? –preguntaba Bulma exasperada, le frustraba no ver el camino.

-¡Ya verás hijita! –aplaudía la madre con emoción mientras escuchaba que los músicos comenzaban a tocar.

-Puedes quitarte la venda –le dijo al padre.

A regaña dientes Bulma bajó la tela de sus ojos. Lo siguiente que vio le cortó la respiración, ya desde su avance escuchaba una romántica melodía, pero ver al príncipe de los saiyajines sosteniendo un anillo de compromiso bajo un gran cartel en el que se leía: ¡Cásate conmigo! La dejó en completo shock. La impresión del momento impidió que el aire fluyera con naturalidad a sus pulmones, así que cerró los ojos para desmayarse de la impresión.

Un desconcertado Vegeta giró la cabeza al escuchar el golpe abrupto del cuerpo de la mujer cayendo al piso. Eso consolidaba su idea: los terrícolas eran seres en extremo ridículos y emocionales. Dejó la joya en su lugar para alejarse lo más pronto posible, no quería ser partícipe de las estupideces humanas.

Horas más tarde un ansioso Yamcha esperaba que su novia despertara. La madre de Bulma le describió la confusión que surgió al encontrar al joven Vegeta con el anillo de compromiso. Odiaba con todo su ser a ese mono espacial, por ser el causante de su muerte y ahora por robarse su noche especial.

-Yamcha –dijo una adormilada Bulma tocando su frente al sentir la compresa fría.

-¿Cómo te sientes? –preguntó acercándose a su cara para frotarle con sus yemas la mejilla.

-¿Qué sucedió? –Lo miró Bulma buscando una explicación.

-¿No lo recuerdas? , ese maldito –Yamcha apretó los puños –se robó nuestro momento.

-Ya comienzo a recordar –torció los ojos la científica –Me quedé petrificada cuando encontré a Vegeta con el anillo.

-¿Enserio creíste que ese mono se te estaba proponiendo? –dijo Yamcha escéptico y con aire de celos.

-Obvio no – Bulma giró la cabeza apenada. No supo la razón de su impacto, era seguro que Vegeta jamás se prestaría a ese tipo de costumbres y menos que estuviera interesado en ella. Desde que puso los pies en la Corporación Cápsula y sintió el flirteo de la científica le dejó en claro que jamás se fijaría en ella. A toda costa evitaba la proximidad.

-Bulma –titubeó nervioso el guerrero –No fue la noche que esperarías, ni la forma pero ¿Te casarías conmigo? –le preguntó sacando el anillo del bolsillo.

Era el momento que había esperado por años, el paso que Yamcha jamás parecía tener intensiones de dar. Llevada por la inercia del momento, terminó aceptando la propuesta. Ni si quiera hubo tiempo de abrazos y besos para celebrar en pareja. El prometido pasó el resto de la noche sin apartarse un instante del baño, esa era la primera señal que el destino le tenía preparado un esposo muy diferente.

Quiero robarme a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora