12: Héroe

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El periodo de duelo siempre suele ser diferente en cada persona.
Suele variar de entre personas que fingen haberlo superado al mes o menos y las personas que lo llevaban tan mal que no eran capaces de salir de su habitación por semanas.

Para sorpresa de muchos, Mirio, aquel chico de la gran sonrisa, terminó siendo parte del segundo grupo.

Cabía admitir que su actuación dentro del hospital había sido muy buena, todos se la habían tragado por completo. Pero, apenas regresaron a los dormitorios, el rubio se encerró en su habitación para no volver a ser visto fuera más que para ir a por algo de comida.

Todos los de la clase estaban preocupados, jamás habían visto al joven de esa manera.
Y no hacía faltar mencionar que Nejire junto a Tamaki eran los más preocupados con la situación.

Ahora yendo a la actualidad, ambos chicos se encontraban de pie frente a la habitación del alfa, discutiendo sobre quién iba a entrar para intentar sacarlo de su rincón de tristeza. Después de todo, ya llevaba una semana y media ahí encerrado, debía salir.

—¡Debes entrar tú, Amajiki! Será más difícil para Togata fingir si lo haces tú.

—¡P-pero! —Si, el azabache no tenía ganas de entrar a esa habitación. No tanto por la situación, más bien era por que no creía ser capaz de soportar ver a su sol romperse de esa manera.

—¡Vamos!~ verás que luego te lo agradecerá, por favooor —Volvió a rogar la joven de cabello celeste, un suspiro cansado saliendo de los labios del gamma, al mismo tiempo que susurraba un pequeño "de acuerdo" —¡Bien, gracias Amajiki!

Tragó en seco tratando de mentalizarse antes de poder llamar. Dio un par de toques a la puerta, esperando paciente a que el propietario se dignara a abrirla o pedirle que pasara.

Dios, se sentía nervioso, muy muy nervioso. No sabía cómo consolar a la gente, es muy malo en ese ámbito.

—¿Mirio, puedo pasar...? —Preguntó alzando un poco la voz para ser escuchado desde el interior.

Tras un par de segundos más, pudo escuchar un leve "adelante" desde el interior. Volvió la mirada a su amiga, quien le hizo una seña de aprobación para darle más confianza en su actuar.
Al final, tomó el pomo abriendo la puerta apenas para poder entrar.

Se sorprendió un poco al ver las cortinas cerradas, además de las luces iluminando tan poco la habitación. Pero más le sorprendió poder ver al alfa hecho un ovillo en la cama, cubierto por una sabana como si intentara guardar calor.
Legó a tener una sensación de deja-vú, recordando todas las veces en las que su pareja lo ha encontrado en una situación similar. Ahora era su turno de devolver ese favor.

Avanzó con cuidado, sentándose a orillas de la cama y tocando con delicadeza el hombro del adverso, buscando que girara a verlo, cometido que logró, pero de inmediato se sintió arrepentido al encontrarse con esos ojos dolidos e hinchados por todo el llanto derramado.
Sintió todo su cuerpo temblar, y el como su alma se partía en pedazos, realmente duele mucho ver a la persona que amas de una forma tan lamentable.

—Tama... ¿Qué haces aqu- — No pudo terminar la oración, teniendo en un abrir y cerrar de ojos al joven sobre si, envolviendo su cuerpo en un abrazo. Podía sentir el cuerpo del pequeño temblar, seguro había hecho un gran esfuerzo para realizar esa acción con la personalidad tímida que tenía.

—¿Por qué siempre te guardas todo? Siempre me dices que no es bueno guardar todos mis pensamientos por más malos que sean... ¿Entonces por qué lo haces? —Se quejó de inmediato, su cabeza escondida en su refugio favorito, el pecho de su pareja, quien ahora se encontraba olfateando de forma leve su cabellera, sintiendo calma casi inmediata. —N-nejire y yo estamos aquí para ti... No estás solo.

"No debes cargar con esto sólo"

Quizá eso fue lo que quiso dar a entender de alguna manera.
Para fortuna el significado fue captado, lo supo cuando lo sintió correspondiendo su abrazo, seguido además por unos apenas audibles sollozos de su parte.

—Lo extraño... Duele. —La voz rota que salió de sus labios lo termino de romper, apretó sus labios para poder calmarse y responder.

—Lo sé... Pero debemos seguir adelante —Comenzó a decir, tratando de sonar firme con sus palabras, demostrar seguridad —Y si en algún momento sientes que te caes, para eso estamos nosotros, no pases por esto solo, por favor.

Mirio casi de inmediato volvió a sentir un fuerte nudo en su garganta, asintiendo ante las palabras de Tamaki. Él tenía razón, no era bueno ahogarse en solo dentro de su dolor.

—Lo siento...

—No te disculpes... Sólo, saca todo ese dolor que tienes.

Y eso fue lo que hizo, aferrado a su pareja, soltando las lágrimas que le faltaban mientras recordaba todo lo sucedido durante la batalla, quien a la vez lo consolaba en susurros suaves y caricias leves.

Realmente, perder a alguien querido, era a muy doloroso. Pero sabía se al salir de ese foso de tristeza, encontraría una manera de salir adelante hacia su meta.

Se un héroe.





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Serendipia || MiriTama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora