03: Promesa

2.3K 275 48
                                    

-Espera, ¿Quieres que te ayude a elegir un regalo para Tamaki?

Una joven beta de cabello celeste se encontraba caminando al lado de su amigo, vagando por el centro de la ciudad mientras el rubio buscaba entre los numerosos locales algo que pudiera ser de su interés.

La verdad la había tomado de sorpresa, literal el alfa había llegado a interceptarla preguntándole si lo acompañaba al centro. Ella no pudo negarse, su curiosidad ganando por sobre todo lo demás.

-¿Celebran algo acaso? -Preguntó curiosa, buscando ahora también con la mirada algo que pudiese llamarle la atención a ese gamma introvertido.

-No realmente, sólo quiero darle algo -Comenzó a decir el de cabellera rubia, buscando entre los aparadores de la tienda a la que habían entrado, un leve mohín formándose en sus labios al no encontrar nada -¡Pero no se me ocurre nada!

Mirio lo sabía, si llegaba incluso con una rama de árbol rota y la presentaba como regalo para su pareja este lo aceptaría con todo gusto, además de que seguramente la guardaría.
¡Podía llegar incluso con una hoja de papel rasgada y él le agradecería! Pero no, esta vez nuestro joven lemillion quería poder darle algo lo bastante especial, algo que le pudiera demostrar que tan importante era en su vida.

Pronto la angustia también se le pegó a Nejire, quien siguió buscando por la calle alguna cosa que pudiera ser usada.
Y parece que los dioses los escucharon, por que su vista fue a parar rumbo a una joyería que estaba justo cruzando la calle, el foco se le prendió y de forma veloz tomó a su amigo por la manga de su suéter para llevarlo al local.

-¡Tengo una idea, estoy segura de que a Amajiki le encantará!

No sabía a que se refería la chica, pero decidió dejarse guiar hacia el sitio.
Una luz de iluminación llegando a su subconsciente cuando sus ojos captaron la imagen de los anillos en el aparador.

Oh bien, eso tenía sentido ahora.

🍒


Mientras tanto el joven de cabellera negra se encontraba vagando por el parque, le había llegado un mensaje de su pareja hace un par de minutos diciéndole que fuera a ese sitio.
Varios recuerdos nostálgicos lo golpearon al ver ese lugar, lo recordaba bien, ahí era el sitio donde él y Mirio solían jugar cuando eran apenas unos cachorros. Sonrió de forma débil mirando a los alrededores, sería un mentiroso si dijera que no extrañaba esos tiempos, días en donde no debía preocuparse por un mañana ni por su jerarquía.
Aunque no se arrepentía, si el tiempo se hubiera detenido entonces, ahora no sería su pareja.

-¡Tamaki, por aquí! -Su lluvia de pensamientos se detuvo abruptamente al captar la voz del alfa, girando sobre sus talones para ir en dirección a donde había escuchado la voz.

Corrió buscándolo, encontrándolo entonces a las orillas del lago que este lindo parque tenía. Posó sus manos sobre sus rodillas, jadeando por el cansancio de haber respirado mal mientras corría, buscando recuperar el aliento perdido.

-M-mirio, ¿Sucede algo? -Su voz aún sonaba un tanto distorsionada por el antiguo cansancio, pero al menos podía hablar sin detenerse a tomar aire a la mitad. Se acercó a él, hasta que quedó de frente al contrario.

El héroe suneater entonces comenzó a ponerse nervioso, era malo lidiando con los silencios, y la mirada decidida de Togata no lo ayudaba en absoluto.
Lo conocía perfectamente, por ello sabía que cuando se veía tan decidido era porque los nervios le estaban ganando y quería ocultarlos a toda costa.

-Bueno es que yo... Tamaki, ah -Se mordió los labios, metiendo una de sus manos al bolso de su pantalón como tanteando algún objeto.
Vamos Mirio, te has enfrentado a villanos, se valiente hombre. Fue lo que pensó, tomando aire y arrodillandose de golpe frente al de menor estatura, sacando con manos temblorosas una cajita de terciopelo azul, contando mentalmente hasta tres antes de abrirla.

Un lindo collar de un sol con una piedra color amarilla en el centro fue lo que apareció en su campo de visión.

Los ojos de Tamaki se aguaron, avisando que pronto las lágrimas saldrían.

-M-mirio...

-Dejame hablar ¿Si? -Pidió el joven notablemente nervioso, recibiendo un asentimiento de aceptación por parte del contrario -Sé que somos demasiado jóvenes como para casarnos, pero Tamaki, tú eres lo mejor que me ha pasado en esta vida... Quería regalarte algo, alguna cosa que realmente pudiera significar algo, Nejire sugirió un anillo, pero cuando vi el colgante del sol junto a una luna yo no pude evitar pensar en ti. Tama, realmente te amo, no me importa lo que los demás puedan decir de ti, de nosotros, quiero protegerte y cuidar de ti por el resto de mi vida, quiero estar contigo.

Se levantó con cuidado del suelo, observando como el rostro del mencionado se teñía de un adorable rojizo, mientras que pequeñas lágrimas empezaban a salir de sus orbes.
Tomó el colgante, abriendolo para ponérselo a su pareja en el cuello, sonriendo al ver que le había quedado perfecto.

-No puedo pedirte matrimonio ahora, pero toma este colgante como una promesa de que algún día lo haré -Hablaba mientras tomaba el colgante propio, este traía una luna con pequeñas piedras color azul marino incrustadas en el metal, poniendoselo el también. -Tomalo como una promesa de que estaré siempre contigo sin importar que suceda.

El gamma no pudo resistirlo más, los colores se le subieron a la cara y estalló en lágrimas, lanzandose a abrazar al chico que tenía enfrente, ocultando su rostro en la curva de su cuello.

-Alfa idiota, no tenías que haber hecho todo esto.

Se quejó con la voz levemente quebrada, estaba muy felíz. Sintió sus brazos rodearle la cintura, haciéndolo sentir protegido, amado.

-Te dije que quería hacer algo especial, ¿Funcionó? -Preguntó casi con inocencia, aunque su voz también se escuchaba algo temblorosa.

-Estoy llorando de alegría, ¿Tú que crees?

Se separó de su escondite, sus mejillas aún cubiertas de ese bonito tono rojo, haciendo un gran esfuerzo por no apartar la mirada.
Con timidez acercó su rostro al del rubio, uniendo sus labios en un suave y delicado beso, al cual Mirio correspondió con todo gusto.

Ambos estaban perdidos en su nube de amor, esas palabras simples y nerviosas marcando una promesa que no iba a ser olvidada.

La promesa de estar juntos hasta donde la vida se los permitiera.

🍒

Serendipia || MiriTama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora