—¡Tamaki, anda, sólo iremos a pasear con Eri-chan! —Su pareja lo estaba llamando desde fuera de la habitación desde hace un par de minutos.
Siendo sincero, por él no habría ningún problema con salir junto a él y la pequeña niña, pero estaba en esos días donde la inseguridad se le ocurría azotarle, haciéndole sentir insuficiente para su Alfa e incluso para si mismo.
Suspiró mirándose por milésima vez en el espejo, aún no convencido con lo que traía puesto, pero tenía que salir ahora.Tras pensarlo un poco, abrió la puerta, encontrando detrás de ella dos rostros conocidos. Primero estaba su Alfa quien pronto se vio con una linda expresión alegre al ver que había dejado su rincón de soledad por un rato, y en segundo lugar estaba el de una niña pequeña, a la cual pudo reconocer como Eri.
La niña lo miraba de pies a cabeza, como si tratara de identificarlo entre todas las personas que conocía.—¡Eri-chan, cierto no te lo presenté! El es Tamaki, mi pareja —Sonrió con orgullo, dejando salir leves feromonas de felicidad —Es el gamma más fuerte que conocerás, ¡Es asombroso!
Para ese momento, el azabache quería retractarse de su decisión para encerrar en la habitación.
La de cabello grisáceo olfateó el aire, captando un leve aroma dulzón provenir del otro chico. Ella aún era una cachorra, por lo que no podía distinguir bien los aromas, pero saber que él no era un delta como el villano Chisaki, la hizo tomar confianza.
Mirio sonrió al ver entonces la mirada curiosa del Amajiki, al igual que los ojos brillantes de Eri al darse cuenta de la jerarquía del chico. Al parecer, iban a llevarse bien.
—Bueno, ¡Andando! No queremos que se nos haga tarde.
Los otros dos asintieron.
El gamma tomó la mano de la menor para comenzar a caminar a un costado del otro chico.🍒
El centro de la ciudad estaba bastante tranquilo considerando que era un Sábado por la tarde.
Los tres iban caminando por la acera, hablando sobre cosas que podrían hacer en el sitio considerando los gustos de todos. Eri parecía entretenida viendo todos los locales junto a todo lo que vendían en el interior, cosa que hacía a Tamaki sentirse enternecido, ayudándole a evitar pensar en todas las personas alrededor suyo.Y mientras tanto, Mirio solo los observaba, como si los cuidara desde su sitio, sintiendo una enorme calidez en su pecho de tan sólo verlos sin ninguna preocupación.
—Tamaki...
De pronto el nombrado sintió un pequeño tirón provenir de la parte baja de su suéter. Bajó la mirada, encontrándose con los ojos carmín de la niña, quien lo miraba con ojos de cachorro abandonado, al parecer queriendo pedirle algo.
—¿Si? ¿Qué sucede? —Su voz salía dulce de manera inconsciente, queriendo mantenerla en calma, al igual que darle confianza para que hable.
—Ahm... Los dulces y juguetes de la tienda son muy lindos, quiero, quiero verlos —Pidió mientras sus mejillas se tenían con un leve rojizo debido a la vergüenza por decirlo en voz alta, al igual que seguía mirándolo con esos ojitos como queriendo convencerlo.
El corazón de Tamaki iba a explotar por tanta ternura acumulada frente a sus ojos.
—D-deberíamos preguntarle a Mirio, así sería más fácil decidir si entrar o no.
Se esperaba muy bien lo de que decidiera seguirlos en esa idea, pero justo antes de entrar a la tienda, una voz se hizo presente a sus espaldas, no era nada muy extraño, de hecho sólo era la voz de quizá una ancianita.
—Ustedes dos jóvenes hacen muy linda pareja —Halago la mujer, deteniendose a mirar al par de adolescentes que cuidaban de la infante. Una dulce sonrisa en los labios de la anciana al distinguir ahora a la pequeña —Y esa hija suya es adorable.
El gamma quería que la tierra se lo tragara y lo escupiera al otro lado del mundo. Tenía el rostro completamente rojizo al escucharla.
De sólo pensar en llegar a tener una familia con Mirio... Sip, definitivo, iba a darle un cortocircuito.—S-señora, nosotros no... —Trató de hablar el Alfa, pero volvió a ser interrumpido por la mayor.
—Me recuerdan mucho a mi y a mi esposo cuando teníamos su edad...
Mientras la señora seguía hablando, Mirio tratando de explicarle la situación y el Amajiki tenía serias crisis existenciales, la pequeña Eri se quedaba pensando.
Realmente podía considerar que ellos dos eran como sus padres adoptivos en cierta forma.
El chico de cabello negro tenía un aroma como el de su mamá, y Mirio realmente era algo como su figura paternal, así como Aizawa.Aunque no lo admitiría en voz alta, se sentía un poco orgullosa por la comparación que había hecho la mujer. Considerarlos una familia.
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Serendipia || MiriTama
FanfictionTamaki Amajiki es un gamma muy inseguro. Mirio Togata es el alfa perfecto. Ambos son predestinados, además de haber empezado a salir en su segundo año en la U.A. La sociedad no los mira con buenos ojos, pero ellos eran felices, ¿Qué importa lo demá...