05: Pesadilla

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—¡Mirio, por favor no!

Eso era lo único que el joven gamma podía gritar, siendo retenido por un par de villanos, mientras su pareja estaba enfrente de si siendo torturado para sacar información.
No quería seguir viendo, pero estaba tan débil por las heridas que ni siquiera podía usar su quirk.

Forcejeaba cada que podía, intentando librarse de sus captores. Gruesas lágrimas bajando por sus mejillas debido a la impotencia, ¿De qué servía ser un héroe profesional si no podía salvar a la persona que más amaba en esta vida?

—Tamaki... —Escuchó la voz quebrada del alfa, quien a pesar de sus heridas graves se negaba a abrir la boca para delatar a sus compañeros, su voz temblorosa, respiración pesada; lemillion no iba a durar mucho más —Por favor, no llores.

Fue lo que susurró provocando aún más llanto en el mencionado, fue entonces que un grito desesperado emergió de su garganta al observar como el villano sostenía un cuchillo, acercandolo peligrosamente a su garganta.

En seguida pudo ver la sangre correr.

No pudo hacer más que gritar, llorando intentando hacer algo en vano mientras la vida de su alfa se escapaba justo frente a sus ojos.

"No puedes salvar a nadie"

Callate.

"Eres un inútil"

Déjame en paz...

"¿Acaso creías de verdad poder ser un héroe? Ni siquiera pudiste salvarlo a él"

¡Cierra la boca!

Entonces despertó.

————————————

D

espertó de golpe, un grito ahogandose en su garganta en un intento de no despertar a los dueños de las habitaciones contiguas.
Su cuerpo temblaba, apenas logrando concentrarse lo suficiente como para inhibir las fuerte feromonas de miedo que ahora escapaba de él.

Se abrazó a si mismo. Había sido sólo una pesadilla, Mirio estaba bien, él estaba bien, nada de eso había sido real... ¿Entonces por qué estaba tan asustado?
Cerró los ojos apretandolos con fuerza buscando calmarse, no podía dejar de temblar y algunas lágrimas habían comenzado a descender por sus mejillas.

Necesitaba a su pareja, pero no quería ir a despertarlo por una tonta pesadilla.
Volvió a recostarse, encogiendo su cuerpo queriendo darse confort, debía calmarse.

Pasaron minutos que parecieron eternos desde el punto de vista del azabache, pero la calma aún se veía como un sueño lejano.
Fue entonces que escuchó el sonido de su puerta ser abierta, seguido de una voz que él conocía muy bien.

—¿Tamaki, estás bien?

Era Mirio, claro, lo había olvidado, al ser predestinados no era en si necesaria la marca para poder sentir que el otro no estaba bien.
Por un momento quiso golpearse, seguro lo había despertado por su absurdo sueño.

En respuesta sólo se encogió más en su lugar, haciéndose más hacia la pared invitando al adverso para que viniera a la cama junto a él.
A pesar de que el Togata demoró un poco en comprender que era lo que quería, en cuanto lo hizo no dudó en ir y recostarse junto a él con cuidado de no asustarlo. De inmediato, este se giró quedando con su rostro escondido en el pecho del rubio.

El joven no dudó en acariciar sus cabellos, pasando con delicadeza el brazo libre alrededor de su cintura, sintiendo como de a poco el Amajiki dejaba de temblar relajandose contra su cuerpo gracias a las caricias y al sentimiento de protección.

—¿Qué sucedió dulzura? —Suavizó su voz, intentando no presionarlo para evitar que volviera a su estado de hace sólo un par de segundos atrás.
A pesar de que en un inicio dudó en responder, decidió hacerlo.

—T-tuve una pesadilla, no es nada grave pero, se sintió tan real que me sentí aterrado —Las ganas de ocultarse en la pared más cercana crecía cada vez más, pero en lugar de esto decidió aferrarse más a la camiseta del más grande, como si quisiera sentir que realmente estaba ahí y no era obra de su imaginación.

—¿Quieres contarme?

Lo pensó por un momento antes de negar con la cabeza, no quería recordar ver a su chico con la garganta cortada, no quería recordar las escenas de haber visto a su destinado morir asesinado justo frente a sus ojos.

—Sólo... Quédate, por favor —Casi rogó, ocultandose más en Mirio, olfateando su aroma para sentirse más seguro.

El Alfa no le respondió con palabras, sólo atinó a hacer más firme el agarre sobre su cintura, depositando poco después un beso sobre su coronilla.

—No me iré a ningún lado, ahora duerme, estoy aquí para cuidarte —Esas palabras bastaron para hacer sentir más seguro al gamma, haciendo que se acurrucara en él, cayendo dormido tan sólo unos momentos después.

El adverso sonrió al ver el lindo rostro de su pareja durmiendo, era un ángel. Creía poder suponer de que había tratado esa pesadilla, pero prefirió no decir nada para no hacerlo entrar en pánico.

—Sabes que siempre estaré para ti, no moriré tan fácilmente, Tamaki.

Murmuró antes de acomodarse mejor a su lado, cerrando los ojos y cayendo rendido en los brazos de Morfeo casi al instante.

Por que si, esa pesadilla era algo recurrente en el de menor jerarquía, y cabía decir que también a veces lo era en el adverso.

El temor a perder a uno de sus seres más queridos en ese mundo de héroes y villanos, era algo que estaba latente, algo que bien si podía ocurrir en un futuro.

Pero como siempre el mañana es incierto, no sabían que vendría después.
Para eso entrenaban, querían hacerse más fuertes para proteger a sus seres queridos, para evitar que esas horribles pesadillas se convirtieran en una realidad.

Serendipia || MiriTama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora