18: Calma

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Tras haberle dado una lección a aquel grupo, venía lo más complicado por hacer para el joven gamma: debía ver a su Alfa y a su mejor amiga para decirles la razón de su ausencia.
Le aterraba pensar que quizá estuvieran enojados con él, y la verdad no los culparía si ese era el caso, es decir, se desapareció del mapa por casi un mes entero.

Suspiró una vez estuvo de pie frente a la puerta de la residencia. Tragando en seco mientras trataba de reunir todo el valor necesario para cruzar el umbral. No sabía si sus amigos estarían ahí dentro, pero debía hacerlo.

La verdad debió saber que ese sería el caso, es decir, ¿Cuando la suerte estaba de su lado?

Por que si, nada más atravesó aquel umbral, se pudo observar la sala común, sitio donde se encontraban hablando la joven beta de cabello celeste y el alfa de cabello rubio. Oh Dios, quería morir.

El ruido de la puerta pareció llamar su atención, por que en un parpadeo tuvo ambas miradas clavadas en él. Se quedó estático en el sitio, tenía miedo de las reacciones que pudieran tener, no quería terminar alejándose de sus amistades por culpa de un malentendido.
Cerró los ojos con fuerza al escuchar rápidos pasos en su dirección, pero contrario a lo que esperaba, unos fuertes brazos rodearon su cintura y otro par le siguió después.

Algo confundido abrió de a poco los ojos, encontrándose a ambos jóvenes abrazandolo como si hubiese llegado de un largo viaje a otro país. Debía admitirlo, sintió que lloraria en ese mismo instante.

—Mirio. Nejire... —Susurró apenas, evitando que se le quebrara la voz. Vaya que los había extrañado demasiado. Incluso su omega interior se encontraba feliz, como si regresara a con su manada —Lo siento...

No escuchó ninguna respuesta, en su lugar sintió el abrazo hacerse más fuerte, incluso quizá un poco protector.
Aquello lo hizo sentir más seguro, provocando que se acurrucara un poco entre los brazos de ambos.

—No debes disculparte Tamaki —Hadou fue la primera en hablar, apartandose un poco solo para acunar entre sus manos el rostro del de menor jerarquía. Una cálida sonrisa dedicada a él —Mirio me contó sobre el último mensaje que le enviaste. Está bien.

—Los ignore por un mes...

—Cariño, no hay problema con eso —Siguió ahora el alfa, abrazandolo por la espalda de forma protectora. En sus palabras no se podía notar ni una pizca de mentira —Necesitabas tu espacio, necesitabas resolver tus problemas por tu propia cuenta, lo entendemos.

—¡Si, así es! Por eso no debes disculparte.

Esto último provocó una cierta timidez en el Amajiki, sigue con esa tendencia de disculparse hasta por lo que no debe, pero saber que realmente no debía pedir perdón por aquello lo hizo sentir más aliviado. Sus amigos no estaban enojados con el y eso era todo lo que necesitaba.

Asintió de forma apenas perceptible, fue entonces cuando ambos se separaron del abrazo grupal. Togata tomando el lugar de la beta para tomar el rostro de su pareja, delicadas caricias pasando por su mejilla antes de plantar un suave beso sobre sus labios.
Lo había tomado por sorpresa, pero no dudó en corresponder, aferrandose levemente a su pecho. El beso no duró demasiado, pero el azabache juraba podía tocar las nubes con las yemas de sus dedos.

En un acto cariñoso se atrevió a rozar la punta de su nariz con la ajena en un beso de esquimal, siendo algo así como para decir que estaba cómodo en ese momento.

—Mirio... Eres el mejor alfa que pude haber tenido como alma gemela —Confesó, ocultando por un momento su rostro en el fornido pecho de su pareja, quien no dudó en corresponder al acto abrazando su cintura —Te amo, realmente no se que hice para merecerte.

El chico más alto sonrió dejando un nuevo beso, ahora en su frente.

—Eso debería decir yo, príncipe. El destino me dio al mejor gamma de este universo como alma gemela —Continuó mirándolo a los ojos con absoluto cariño —Debí haber salvado alguna galaxia en mi vida pasada como para merecerte.

Una tranquila atmósfera los rodeaba, no querían separarse el uno del otro, pero sabían que debían. Recuperar el tiempo perdido entre los tres grandes era lo principal.
Con un suspiro, se separaron, yendo con la única chica presente, quien se había ido afuera para darles algo de privacidad.

—Venga~ me hacen sentir sola cuando se ponen así de cursis —Hizo un pequeño puchero, antes de tomar del brazo a ambos chicos para comenzar a caminar. —¡Vamos, no hay tiempo que perder!

Ahora pasando tiempo con ambos, Tamaki podía decirlo con certeza. Esos dos chicos son lo mejor que le había pasado en todo su corto periodo de vida.

Realmente, quería estar junto a ellos por mucho tiempo más.










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Serendipia || MiriTama Donde viven las historias. Descúbrelo ahora