Llegamos a la bolera después de unos cuantos minutos en coche visualizando las calles de Milán por la ventanilla del coche. No sé porqué cuando comienzo a hablar con Enzo es como que se me paraliza el cuerpo, ahora mismo no quiero nada con nadie y tengo que entrarme en mi trabajo, por eso mismo es que estoy aquí.
-¡Vamos! -nos gritó Alessandro junto a Amy cuando nos vio bajar del coche a Enzo y a mí.
-¿Lista? -me preguntó él cuando nuestros caminos se unieron subiendo a la acera.
Yo solo le dediqué una mirada intensa y me fui hasta Amy, dejándolo a el detrás.
-Vamos a darles una paliza, ya verás. -me dijo Amy.
Entramos los cuatro hasta un recepcionista que había cerca. Pude observar como la bolera estaba llena de gente y a la izquierda, pasando por la barra del bar, estaban los recreativos con muchos adolescentes. Mi mente se detuvo un momento al acordarme de uno de los buenos momentos junto a Andrés, en la bolera de Santa Pola con Mandy e Iván. Era como un flashback lo que estaba imaginando, pero no era nada imaginario, era un recuerdo.
-Violeta, una treinta y ocho ¿Verdad? -me preguntó Amy. Agradecí interiormente que me preguntara eso para borrar ese pensamiento.
-Sí. -afirmé.
Nos dieron unos zapatos aptos para la bolera y nos llevaron a una de las últimas, justo al lado de la pared.
-Bueno, aquí estaremos más tranquilos. -dijo Enzo mirándome fijamente.
-Sí, seguro. -contestó Alessandro.
Empezamos a jugar a los bolos como niños pequeños. Tenía en cuenta todo el rato la apuesta que tenía con Enzo, en serio, necesitaba un coche y no iba a dejar perder. Habían varios intercambios de miradas entro nosotros dos, sin embargo, entre Amy y Alessandro solo habían un beso cada vez que alguno de ellos dos hacía un pleno. Se les veía felices a los dos. Por suerte y no sé porque explicación, en esta bolera tenían música y encima, eran temazos del 2010, ¡ósea que cojones! Debo poner una queja en España y que aprendan, esto mola muchísimo. El marcador ponía los puntos de cada y Enzo tenía 98 y yo solo 80. Tenía que hacer por lo menos do plenos para sacarle ventaja, señor mío ayúdame. Me tocaba tirar la penúltima vez antes de terminar la partida. Respiré hondo, me acerqué hasta la línea corriendo y solté la bola. Pero no era lo que esperaba, se fue por el carril de bici como le digo yo. Es decir, que no gané ni un punto en esa ronda.
-¡A la próxima verás como si! -me dijo Amy, cogiendo una bola.
-¡Vamos princesa! -le gritó Alessandro para animarla.
Guao. Princesa. Estos dos van enserio. Me senté al lado de Alessandro mientras Enzo miraba todos y cada uno de mis movimientos. Parecía un acosador. Alessandro me pegó un susto después al ver que Amy hacía otro pleno, ya llevaba tres. Tengo una amiga profesional en los bolos. Enzo se levantó y sin más dilación, cogió la bola y la tiró. ¿A qué no sabéis qué? Sí, hizo pleno. Me quedé helada y con la boca abierta.
-Cierra la boca que te van a entrar moscas. -me dijo él cuando me vio.
Noté como mis mejillas se encendían por la vergüenza que sentí en ese momento. Alessandro tiró enseguida y ahora era mi turno. Me levanté y sin más, lancé la bola y me giré rápidamente. Vi como la cara de Amy se iluminaba y comenzó a gritar mi nombre.
-¡Violeta has hecho un pleno! -me abrazaba super orgullosa de mí. Yo me puse super contenta porque no me lo creía.
Aún así, todavía me faltaban casi 20 puntos para superar a Enzo. Por desgracia, Enzo ganó la apuesta. Quizá no sería tan malo pasar un día entero con él, pero bueno.
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De cero.
RomancePAUSADA Violeta García es una chica de 22 años, con rasgos similares a las demás chicas, pero hay algo en ella que llama la atención. Es una peluquera honrada de ciudad. Trabaja para Frank & Pier y entre todos sus trabajadores, Violeta destaca haga...