El tipo ese se largó y lo perdí entre la gente del restaurante. Yo salí del sitio y acepté la llamada de mi nueva jefa durante este tiempo en Milán.
-Hola Violeta. Espero que tu estancia en tu nuevo hogar sea acogedora pero temo decirte que te espero esta tarde en la estación de metro de San Agostino a las seis de la tarde.
-Genial, allí estaré. -dije educadamente.
-Muy bien, hasta entonces. -me colgó el teléfono, busqué la estación de metro por Google y estaba a una media hora desde donde vivía. No parecía estar tan lejos.
Volví a entrar al restaurante y me senté con Amy. Ya nos habían servido una botella de vino rosado y un par de entrantes, los cuales tenían una pinta exquisita. Amy y yo comenzamos ha hablar de nuestras vidas para conocernos un poco mejor. Resulta que ella nació en un pueblo de China pero sus padres llegaron a España por trabajo y que cuando empezó la universidad se vino a Milán solo para hacerla aquí. Ella tiene 25 años, de los cuales ocho lleva en Italia. Como ya he dicho antes, suerte que habla español. Yo le conté el porqué estaba aquí, mi vida en España y le conté un poco mis aficiones. También le estuve contando lo de mi nueva jefa y ella me explicó como llegar hasta aquel metro. Cuando terminamos de comer eran las cuatro y media de la tarde. Cogimos el metro y llegamos hasta casa. Me duché el cuerpo y me fui a mi habitación para cambiarme de ropa.
-¿Te parece formal? ¿O demasiado formal? -le pregunté a Amy.
-Violeta, eres peluquera. ¿No deberías ir con tu uniforme?
-Sí pero no sé si hoy empezaré a trabajar o solo es para presentarme.
-Bueno, pues ponte algo bonito pero cómodo. Nunca he visto una peluquera con tacones de punta.
-Yo si, pero no es nada recomendable. -dije entre risas.
-No si ya, son muchas horas de pie y esos tacones te matan.
-Mejor me cambio los zapatos. -dije un poco dudosa.
-Yo te diría que sí.
Me cambié de zapatos y salí de mi nuevo piso. Tenia listo el traductor y también el google maps por si acaso, nunca se sabe. Fui al metro más cercano que había de mi casa. Compré un bono de metro, menos mal que la moneda sigue siendo el euro y que me aceptaron la tarjeta. Bajé por las escaleras mecánicas y habían varios niños de unos 19 años rapeando en italiano. Obviamente no entendía nada pero tenían mucha gente a su alrededor. Yo me quedé parada por un instante mirándolos hasta que llegara el metro, molaba el ritmo y lo hacían bien. Uno de ellos se me acercó y lo único que hice fue alejarme de él.
-Ciao bella. -me dijo el chico de pelos castaños que venía detrás de mí.
-I don't understand you, sorry. "No te entiendo, lo siento" -dije en inglés.
-You are from América? "¿Eres de América?" -me preguntó. Pude fijarme bien y el chico tenía heterocromía, ósea un ojo de color azul y otro de color castaño. Era increíble, no había visto eso jamás y le quedaba genial.
-I am from Spain. "Soy de España" -dije sin más.
-Una española muy bonita. Me llamo Carlos pero aquí soy Carlo. Yo también soy español, de Barcelona concretamente.
-Yo soy de Alicante. -nos dimos un estrechamiento de manos. Escuché la bocina y me giré para entrar al metro.
-¿Sabes si este me lleva a Sant Agostino? -le pregunté.
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De cero.
RomancePAUSADA Violeta García es una chica de 22 años, con rasgos similares a las demás chicas, pero hay algo en ella que llama la atención. Es una peluquera honrada de ciudad. Trabaja para Frank & Pier y entre todos sus trabajadores, Violeta destaca haga...