Capítulo 10

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Efectivamente, al final acudí a esa especie de encerrona disfrazada de quedada de cuatro amigos, sin que dos de ellos supieran lo que pasó la noche anterior. Amy y Alessandro se saludaron como siempre, sin cortarse nada pero Enzo y yo nos saludamos con una sonrisa y ya está. Ni siquiera me dijo "hola" ni nada y por un lado lo agradecía porque siempre que escucho su voz, mi mente empieza a pensar que es un egocéntrico pero  mi corazón no quiere estar mal con él. Así que sí, completamente este chico me tiene mal. 

-¿Unas cervecitas? -preguntó Enzo levantándose de la mesa. 

-Sí. -respondió Amy por todos. 

-¿Hoy trabajas? -me preguntó Alessandro. 

-No, hoy no. Mañana si que tengo todo el día ocupado. -contesté sincera.

-Bueno, pues menos mal que hoy hemos venido aquí a tomarnos algo, ¿no? 

-Ya lo creo. -le contesté. Sabía y confiaba en que Alessandro miraba lo mejor para mí, en verdad, es el que más se ha preocupado desde que he llegado aquí. Él me ha preguntado cosas que nadie me ha hecho, ni siquiera Amy... Es como que Alessandro me entendía y eso se lo agradecía internamente. Aunque tampoco sé si lo único que quiere es que le coja confianza para luego hacerme algo, siempre he sido muy desconfiada, pero vaya que no le puedo hacer nada. 

En ese preciso momento, mi teléfono vibró. Miré la pantalla de mi teléfono y era Mandy la que me llamaba. 

-Ahora vengo. -les dije a ellos dos. Me levanté y salí de la cafetería. 

-Mandy, ¿Qué tal? -pregunté con una sonrisa de oreja a oreja. 

-¡Hombre! Por fin me coges el teléfono amiga. -me dijo ella a través de la llamada. 

-Ya, lo sé... He estado ocupada. 

-Cuéntame. 

-Mm, Mandy, ahora mismo estoy en una cafetería con unos amigos Te llamo en cuanto llegue a casa, ¿vale? Lo siento muchísimo. 

-Tranquila, no pasa nada. Luego te llamo Leta. 

-Gracias Mand. Te quiero. -dije sinceramente pese a que mi sonrisa desapareció por completo. 

-Y yo. -me colgó el teléfono y me sentí tan mal en ese instante que mis lágrimas se asomaron tras mis ojos dejándome la mirada nublada. 

-¡Violeta! -escuché mi nombre tras de mí. 

-Carlo. -suspiré mientras me limpiaba un par de lágrimas. 

-¿Estas bien? -me preguntó. 

-Sí, claro. ¿Qué haces aquí? -pregunté. 

-Trabajo allí enfrente. ¿Y tú? 

-Estoy con unos amigos. -dije un poco apagada. 

-Me alegro. -me sonrió. 

-Gracias. -contesté sincera. 

-A ver si quedamos otra vez. -me sonrió. 

-Si... -dije sin pensar nada más. 

Él me echó la última sonrisa y se fue a trabajar. Yo miré hacia los lados, suspiré y volví a entrar dentro. Me senté al lado de Amy quedando frente a Enzo pero los dos hacíamos como nada. Ellos estaban hablando de la campaña de marketing que tenían pensando hacer de la fragancia de Enzo, ya que Amy le vendría bien el trabajo. Aunque pensándolo bien, no sé que hago aquí. Estoy como atrapada porque no les quiero hacer un feo pero me lo estoy haciendo a mí misma y no me gusta verme así. Pero aún así no tenía esa valentía para irme. 

De cero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora