𝑻𝑯𝑬 𝑬𝑵𝑫𝑳𝑬𝑺𝑺 𝑵𝑰𝑮𝑯𝑻. ☞︎︎︎𝘾𝙍𝙊𝙎𝙎𝙊𝙑𝙀𝙍.

CAPÍTULO DIEZ

▌ THE ENDLESS NIGHT  ▌
capítulo diez

Cuando Jim salió de la tienda de Skuld, la luna se había desvanecido del cielo, bañando la isla en un cálido naranja y negro sin el frío toque del blanco de la brillante luz de la luna.

Caminó de regreso al campamento, mirando el pedacito de Heartstone que estaba en la palma de su mano blindada de cinco dedos.

Resplandeció animadamente, haciendo sonreír al Cazador.

Su misión fue cumplida. Habían conseguido el cristal y ahora él y Claire podían irse a casa. No había nada que los detuviera ahora. Solo quería decirle adiós a Hipo y Astrid antes de que regresaran. Los Jinetes de Dragones les habían ayudado a encontrar su camino; lo mínimo que podían hacer era agradecerles.

La tenue luz del amanecer brillaba a través de las hojas, dando al bosque una mirada fría mientras lentamente volvía sobre sus pasos hacia los demás. Todo lo que tendría que hacer era decirles dónde había estado. Seguro, había desobedecido a Hipo, pero al final, ese riesgo había valido la pena. No había nada que se interpusiera en su camino para reunirse con sus amigos y familiares ahora. Todo lo que tendría que hacer era recitar las palabras talladas del amuleto y ¡voilà!

Al llegar a donde había dejado a los demás, Jim separó un arbusto y llegó al pequeño claro, solo para encontrar a Astrid y Claire con Stormfly completamente despiertas, mirándolo con miradas de preocupación pintadas en sus rostros. El Nadder había chillado a su llegada, advirtiendo a las chicas de la presencia cercana de Jim.

—¡Jim!—, Gritó Claire, apresurándose a envolver sus brazos alrededor de su cuello. —¿Dónde fuiste?

—Uh, yo ...—se detuvo, mirando la piedra en la mano más allá de su novia.

Quería decirle que había encontrado el Heartstone y que por fin podían irse a casa, pero la mirada preocupada de Astrid se encontró con la suya e inmediatamente supo que algo andaba mal.

—Jim, ¿has visto a Hipo?—Preguntó Astrid, acercándose a su lado con el Deadly Nadder siguiéndolo de cerca.

El Trollhunter dio un paso atrás y miró a su alrededor, confundido.

—¿No estaba aquí cuando te despertaste?—,Preguntó Jim, compartiendo la preocupación del guerrera.

—No, y tampoco Chimuelo—, respondió Astrid, señalando donde vio por última vez a la Furia Nocturna. —Pensé que habían salido contigo, pero ...

Un rugido repentino atravesó el bosque y todas las cabezas se volvieron para ver a Chimuelo corriendo hacia ellos, con un objeto metálico entre sus mandíbulas.

—¡Chimuelo!— Gritó Astrid, corriendo hacia el dragón que escupió la espada desenvainada de Hipo.

Astrid jadeó silenciosamente y recogió la hoja, examinando lo que le había sucedido para averiguar qué podría haberle sucedido a Hipo.