CAPÍTULO 4

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Nos encontrábamos en la joyería del centro comercial, todo era tan llamativo para mí. Pero Mike estaba convencido de que a once le gustaría algo de aquí.

Finalmente lo encontro, un pequeño osito de plata.

— Disculpe señor ¿Cuánto cuesta este osito de aquí?.

El señor lo miro seriamente hasta que sonrió de lado.

— “¿Trescientos?” — exclamó Lucas saliendo de la joyería junto a los chicos.

Mike estaba molesto — Debería haberle metido ese osito por el...

Grite — ¡Chicos esperen!.

¿Cuál era la prisa? Solo estábamos buscando un simple regalo, aún que sería más fácil si Mike le pidiera disculpas a Once.

Estos pararon en una tienda pero salieron corriendo, era una tienda de ropa interior. Si que eran idiotas.

Nos detuvimos unos minutos en una tienda de perfumes, Will me mostró uno e hizo que lo oliera. Un poco más y caigo desmayada, olían horrible. Por suerte, Lucas le tiro un poco a Mike en los ojos.

Yo reí en lo bajo.

— Quien... ¿Quién se está riendo?.

Me calle ante la pregunta de Mike.

— Will, vámonos.

Me miro — ¿Por qué quieres irte? Ahorita jugaremos a calabozos y dragones.

— Claro que no, ellos ni siquiera nos están tomando en cuenta.

— Mike solo quiere pedirle disculpas a Once, se que él haría lo mismo por mi.

Will, eres tan bueno.

Finalmente salimos de aquella tienda, y nos sentamos en un banco. Will volteo a verme.

— ¿Ya podemos jugar calabozos y dragones?.

Mike y Lucas respondieron en unísono — ¡No!.

...

Will saco su bicicleta al igual que los chicos, la mía se había descompuesto así que Will me llevaba atrás.

— Que bonita sorpresa — alcé la mirada. Era Max.

— Disfrutaré esto como no tienes idea — le Susurré a Will. Sonreímos.

Mike tiro la bicicleta — ¿Que haces aquí?.

— De compras.

Max apunto a once — Es su nuevo estilo ¿Te gusta?.

— ¿Que ocurre contigo? — exclamó Mike — Sabes que no puede estar aquí.

— ¿Y que?¿Es tu mascota?.

— Si ¿Soy tu mascota?.

¡Ja! Se merece eso, Mike a sido un imbecil todo el día, ahora le están dando de su propia medicina.

— Dijiste, la abuela está enferma.

— ¡Lo está!. ¿O no chicos? Dile _________, ella la miro.

Negué — ¿Ahora sí notas mi presencia?.

Mike me fulminó con la mirada pero no me retracte ni hice algún gesto para demostrar que me intimidaba, fue como un pequeño duelo de miradas.

PROMISE 3 || S.T ||©🔚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora