Capítulo 06.

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—Hola? — Y al contestar mi mundo se me vino abajo, mi corazón dejó de latir, olvidé por completo como volver a respirar y sentí como lágrimas rodaban por mis mejillas...

—Eva... — esa era la voz de mi madre, apenas un susurro audible.

—La abuela.. Mamá no... Ella Está bien, ¿Verdad? — silencio. — ¡Dime algo! ¿Está bien? — cada segundo que pasaba podía sentir que mi pecho se apretaba tan fuerte que cada vez se me hacía más difícil respirar.

—Esta muy mal, hija.

Escuchar a mi madre llorar es devastador, saber que por más que quieras hacer que todo acabe, el dolor, la incertidumbre, todo, absolutamente todo, no pasará. Esa espina en en corazón siempre dolerá, ver a tu madre sufrir es como que te claven mil agujas al cuerpo, que te arranquen la piel sin piedad alguna, es algo que nadie quiere vivir.

Quiero hablar y preguntar mil cosas pero no encuentro mi voz y siento que si no me calmo, tendré un ataque de ansiedad y necesito estar tranquila por mi madre y por mí abuela. Tomé una respiración profunda y busque mi voz, salió a penas un susurro aspero.

—¿Qué tan mal está? — Abuela Nani, ella es la abuela apoyadora con la que Puedes hablar sin miedo a nada, la que te va a escuchar sin poner pero y más importante aún, sin juzgarte, la que te da los mejores consejos y los regaños que merezcas en su momento. La abuela que tiene favoritos pero igual miente al decir que nunca ha va a tenerlo solo por no hacer sentir mal a sus demás nietos.

Es la madre que da todo por sus hijos, que aún sabiendo que ya están grande y ya han formado su familia, para ella nunca serán adultos, siempre serán sus pequeños. La madre que se rajó el hombro para darle lo mejor, trabajar sin descanso, ser padre y madre, que se pone los pantalones para dar un buen ejemplo a sus hijos y no vayan por mal camino. Es amiga y madre, eso es Nani.

—La tienen hospitalizada, por eso no te hablé cuando llegamos, tuvimos que correr carretera para poder estabilizarla, pero cada vez empeora, está en cuidados intensivos y no creen que mejore.

— Mamá... Nani no puede estar mal, ella es fuerte y siempre está bien, está para todos... Ella no puede estar mal.

— Hij...

—Necesito verla, tengo que ir, ella no puede estar mal, no, no, no, no puede. — la interrumpí

—Hija no pueden pasar nadie a verla, solo los doctores puede entrar. — la voz de mi madre se escuchaba un poco más tranquila, pero carecía de esa chispa de felicidad y carisma que tanto la caracteriza.

— Pero tengo que verla, Mamá, Nani no puede estar mal.

—No podemos, amor. Tengo que colgar, Eva, te llamaré después. Habla con Luis Carlos y dile... —volvio a quebrarse su voz y se que me está ocultando algo y odio eso, que se crea con el derecho de ocultar me todo — Dile que luego hablo con él ¿Si?

—Si.

— Eva..

—Ehh?

—Nani va a estar bien. – Y cerró, sin esperar a que dijera algo.

Colgué el teléfono y me senté en la primera silla de la isla, me quedé ahí no sé por cuánto tiempo, pero cuando me paré ya no tenía fuerzas, ya no salían lágrimas. Me dirigí a mi habitación con el alma en el piso, mis pies me llavaban a rastro porque sentía que tenía el mundo en mis hombros. Ya en mi cama le envié un mensaje a Ivanna.

« “Encárgate de la caja, hoy no podré ir y creo que Luis Carlos tampoco.” »

Su respuesta fue inmediata, como si estuviera esperando a que le hablara y entiendo porque, son cerca de las 10 de la mañana y la panadería abre a las 7:30, ha pasado casi 3 horas.

Corazón Oscuro || PAUSADA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora