Capítulo 21

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Narra Isaac Ford  
 
Buenas noches Morgan... 

Vi como se iba alejado lentamente, podía notar su cansancio en su caminar al sus piernas tambalearse levemente. Solté un gran suspiro antes de regresar hacia al carro por mi celular. Cuando levanté la mirada nuevamente Morgan ya había entrado a la casa, así que me dispuse a seguirla mientras caminaba con las manos metidas a los bolsillos delanteros de mis jeans depués de cerrar la puerta del coche. Subí a mi habitación y cuando entré por la puerta miré la hora... Dejé mi celular en el buró y me lancé como bala a mi cama.
A la mañana siguiente me desperté a regañadientes sin poder abrir los ojos correctamente, me dirigí al lavabo, me desvetí y me metí a la ducha. Mi cuerpo se relajó al momento que el agua cayó sobre mi y una enorme sonrisa se dibujó en mis labios cuando cerré mis ojos y recodé lo de anoche, dios, en serio no creí que aceptaría que la besara en frente de tantas personas. Tengo demasiado sueño a pesar de que ya voy súper tarde, quiero seguir dormiendo.
 
Tomé mis cosas después de cambiarme y bajé, me encontré a Tamara desayunando. Se levantó de la silla cuando me vió llegar a la cocina 
 
— ¡Isaac! ¿Qué haces aquí, no se supone que tienes que estar en la escuela? Ya vas... — y la interrumpí, ya sabía lo que diría 
 
— Lo sé lo sé, ya voy muy tarde... — y sonreí mientras tomaba una manzana de la mesa 
 
— ¡No te rías jovencito! Tienes que llegar ya 
 
— No me trates como un niño, ya no lo soy...
 
— Para mi sigues siendo un niño inmaduro, más aparte, aún no cumples dieciocho años, así que prácticamente sigues siendo un niño 
 
— Mi cumpleaños es la próxima semana, así que ya falta muy poco para que me trates como un adulto — y volví a sonreír 
 
— Isaac... — y pausó, como si dudara en lo que me iba a decir — no te quedes solo en tu cumpleaños de nuevo — me ruega mientras me miraba a los ojos con los suyos cargados de compasión. Bajé la mirada y respiré profundo...
 
— Ya voy tarde... nos vemos después... — asentí con la cabeza y me di la vuelta para ir hacia la salida
 
No quedarme solo... ¿cómo se supone que haga eso?
 
El chófer ya no estaba, seguro fue a llevar a Morgan... tendré que irme en motocicleta. Tomé las llaves, subí y me dirigí hacia la universidad pensando en lo que me dijo nana, "no te quedes solo"
 
Narra Morgan Olson 
 
¡¿Por qué esto es tan difícil?! estoy loca, ahh, ¡¿cómo se me ocurre ir ahí?! Si no hubiera ido... Isaac no me hubiera besado, y yo... yo no me hubiera dejado caray. ¿Qué haré si descubren que somos hermanastros? No, no no no, eso está mal, esto está muy mal... se supone que los hermanastros no se besan... ¿me volví loca? ¡¿que demonios estaba pensando?! Ouuu, ¡¿cómo lo remedio?! Tal vez debería convencerlos a todos de que todo fue un malentendido... o quisa tenga que hacer que traten de olvidar es día... o quizá... espera.... ¡¿Cómo haré para mirarlo a los ojos?! ¡Que vergüenza Dios! Pero tampoco puedo evitarlo siempre... nisiquiera sé si vino a clase o no, en la mañana no vino conmigo y no tengo idea si vino o no, igual si no vino no lo culpo, yo me vine como zombie pisoteado 
 
— Bien chicos, eso es todo por hoy hasta la próxima... — habla el profesor mientras recogía sus cosas del escritorio
 
Respiré profundo, me paré y tomé mis cosas para salir e ir por mi desayuno, muero de hambre. Me dirigí hacia el desayunador y tomé algo de comida, me devolví y fui a sentarme a la primera mesa que vi desocupada. Tomé la liga que había traído en mi muñeca y recogí mi cabello en una coleta desareglada dejando caer algunos mechones de cabello hacia mi rostro. Empecé a comer mientras miraba mi celular tranquilamente, en ese momento recordé a Emma y hace mucho que no hablamos, no me había contactado desde ese día, no sé... tal vez esté demasiado ocupada... 
Levanté la mirada de mi plato de comida y recargué mi rostro sobre mi mano, Alice dijo que iría a la biblioteca y no tengo idea de dónde esté Carlota, igual no me molesta estar sola.., cerré los ojos un segundo, cuando de repente sentí que alguien le dio un fuerte golpe a la mesa haciéndome abrir los ojos nuevamente. Esteffany estaba parada frente a mi del otro lado de la mesa con las manos recargadas en ella, estaba parada de una forma intimidante y amenazadora.
 
— Di algo ya... – hablé después de unos segundos ya que ella no lo hacía, solo me miraba 
 
— No planeo hacer un escándalo por un beso, no eres la única a la que Isaac a besado... – sonrió irónicamente sin quitar la mirada de mi 
 
— Lo sé — le respondí pretendiendo estar tranquila 
 
— Que bueno que lo sepas, porque no serás la última... ni tampoco diferente — fue lo último que dijo antes de irse de ahí... respiré profundo y empecé a revolver la comida, fría, se me quitó el apetito.
 
Noté que aún faltaba algo de tiempo para entrar a clase, así que me paré de ahí y fui al campus a respirar algo de aire. Noté que había muchas parejas ahí, unas tomadas de la mano, otras abrazadas u otras simplemente sentadas al fondo... se ven tan lindas, pero ¿quién les asegura que no su pareja no le hará daño? tal vez por eso el amor es peligroso, puede ser medicina o veneno. En pocas palabras es "arriesgarse". Nunca sabremos cuál será el precio que hay que pagar, no viene con lista de instrucciones o advertencias. Pero es posible que al final... todo valga la pena... ojalá... que todo al final valga la pena.
 
Llegó la hora de la última clase y como siempre, me senté a un lado de Alice, tenía en la boca mordiendo un bolígrafo mientras no paraba de mirar la puerta, esperando que Isaac pasara por ahí 
 
— ¡Oye! La tinta no se come — me regaña Alice mientras sacaba algunos libros 
 
— Oh... lo sé — me encogí los hombros y dejé de morder el bolígrafo. Bien, entonces mis uñas. 
 
Después de algunos 2 minutos de estar mirando fijamente la puerta, entró al aula mientras se frotaba los ojos. Levantó la mirada y me miró, cuando me notó rió y se acercó hacia donde estaba. Cuando empezó a caminar hacia mi me sentí paralizada, como si se hubieran llevado los latidos de mi corazón por 5 segundos. Pensé que iba a ir a hablarme pero en vez de eso se sentó detrás de mi.... ufff. Creí que me había salvado cuando de repente sentí un bolígrafo en mi oreja... retiró el mechón de cabello de mi oreja y se inclinó hacia mi 
 
— Oye... — y pausó — ¿por qué no me despertaste? ¿Ehm? — su voz es demasiado grave y ronca, como cuando se acaba de despertar
 
— ¿Cómo querías que te despertara?
 
— Hubieras... entrado a mi cuarto... ¿no crees? 
 
— ¡¿Por qué haría eso?!  — al parecer mi respuesta le pareció divertida, porque soltó un pequeño sonidito de risa leve
 
— Para despertarme, dah. No me refiero a otra cosa — volvió a reír y se separó de mi lentamente una vez que la clase comenzó. Hay dios, en qué estaba pensando... tonta. 
 
En realidad no pasó nada interesante después de eso, no volvió a mencionar nada sobre el beso, así que yo tampoco lo hice. Después de ese día Isaac se puso algo... extraño, no se alejó de mi como las otras veces, pero, no lo veía tan seguido, solo en la escuela y a la hora de la cena. No tengo idea que hacia el resto del día, no estaba en su habitación y simplemente se salía sin darle alguna explicación a alguien. Sí me había dicho Andrew que se ponía extraño por lo de su madre... no lo jusgo, en más, trato de comprenderlo. Pero, siempre quiere estar sólo, aunque no lo parezca, es alguien muy solitario, a pesar que tenga muchos amigos o conocidos en la escuela, no lo veo así yo en casa.
 
Era miércoles, una semana había pasado desde ese día, había llegado de la escuela y me senté en la cocina 
 
— Hola Morgan, que bueno que estás aquí — me dice Tamara al verme llegar 
 
— Gracias. ¿Aún no llega a casa verdad? — me refiero a él 
 
— No... — dice sacudiendo la cabeza. Me miró y sonrió — ven, siéntate — señaló la silla y me senté frente a ella — quiero pedirte un favor...
 
— Claro, ¿de qué se trata? 
 
— Sé que te preocupas mucho por él, y te agradezco mucho eso. Pero, me gustaría que hoy tampoco lo dejes sólo... hoy es el aniversario de muerte de su madre, y su cumpleaños también... 
 
— ¿Su... cumpleaños? 
 
— Sí... ve con él, necesita a alguien ahí
 
— Pero... ¿Andrew? Mi mamá y él acaban de salir hacia el Panteón. ¿No está Isaac también allá? 
 
— No, lo conozco, él irá hasta que ellos se vayan... pregúntale dónde está y ve con él, nisiquiera yo tengo idea de dónde pueda estar... 
 
— Está bien — no dudé en responderle y me paré de haí inmediatamente. Tomé mi celular y le mandé un mensaje 
 
Mensaje a: Cara de perro: 
Oye, ¿dónde estás? 
 
Pasó algún tiempo, y no contestaba, tuve que marcarle antes de salir de la casa 
Llamada 
 
— Isaac, ¿dónde estás? — no respondía, solo se escuchaba la respiración de él — ¿Isaac? 
 
— Si te digo donde estoy... ¿vas a venir? — su voz está vez sonó tan suave, tan delicada y dulce...
 
— Esa es mi intención, sí 
 
— ¿Tu sola?....
 
— Iré, iré yo sola... ¿dónde estás? 
 
— Te mando la dirección por mensaje 
 
— Está bien, en un momento llego — y colgó la llamada 
 
Tan pronto como despegue el celular de mi rostro me llegó la dirección. Quiere que vaya yo sola, es porque no quiere que nadie más se entere de dónde está... no iré con el chófer, me llevaré de carro yo sola. 
 
Salí de la casa y lo encontré recargado en la puerta del carro. Me dirigí hacia y él 
 
— Las llaves, ¿podrías darmelas? — no dudo en ningún momento, metió su mano a su bolsillo y me las entregó. Subí al coche, lo encendí y puse la dirección para dirigirme ahí.
 
El lugar no era tan lejos; era una pequeña y estrecha calle. Isaac estaba parado frente a una pared mirándola fijamente, estaba tan concentrado mirándola, que no se dió cuenta cuando llegué. Estacioné el carro y fui a él lo más rápido que pude. Me paré a un lado de él y miré la pared, había una  hermosa puntura en ella de un paisaje perfecto, repleto de margaritas y otras flores hermosas. En la esquina de la pintura había la mano pintada de un niño pequeño con un pequeño escrito debajo de ella, me acerqué y lo vi más de cerca... decía: "Siempre estaré contigo, en este paisaje me verás reflejada, mi amor. 𝓢𝓪𝓷𝓭𝓻𝓪 𝓕𝓸𝓻𝓭 '' Sandra Ford.... 
 
— Así se llamaba. Aunque de cariño le decía otros nombres — la voz suave y delicada de Isaac me suavizó el corazón. Respiró profundo y volteó hacia mi una vez que me incorporé 
 
— Pensé que no vendrías — sonrió levemente y miró el carro —. Era cierto, viniste sola.... 
 
— Te dije que vendría y vine, también dije que vendrías sola y lo hice, cumplo mi palabra... 
 
— Mhm, lo sé... ¿te costó llegar? 
 
— No, para nada — y volvió a mirar hacia la pared. Parce... un niño pequeño que perdió su dulce, o un niño que se queda mirando algo que en realidad quiere. Es demasiado... profundo. No creo haber visto a Isaac alguna vez así de débil, incapaz de hacerle daño a alguien
 
— ¿Por qué estás aquí? — me atreví a preguntar después de un largo tiempo en silencio 
 
— Lo mismo te pregunto... ¿por qué estás aquí? 
 
— Yo... — ¿que le digo? — ¡yo te pregunté primero! — <<vaya pero que expresiva>> 
 
— Está bien... estoy aquí porque me gusta este lugar... — dejó de mirar la pared y me miró a mi — ¿Y tú?, ¿Nana te dijo que vinieras cierto? — aunque me haya dicho, yo también quería saber dónde estabas 
 
— Me dijo... que hoy es tu cumpleaños – cerró los ojos y respiró profundo mientras se mordía la mejilla por dentro 
 
— Está bien — sus ojos estaban rojos y somnolientos. Tenía la piel pálida y unas grandes ojeras debajo de sus párpados 
 
— ¿Ya comiste? — le pregunto inclinándome un poco más a él 
 
— Mhm, aún no. No tengo hambre... — responde después de volver a soltar un suspiro sin dejar de ver la pintura en la pared 
 
— ¿No irás, con tu padre cierto? 
 
— Me he atrevido a ir por mi cuenta todos estos años, si piensas que será diferente sólo por el hecho de que estén aquí estás muy equivocada 
 
— Lo sé, esa no es mi intención ni mi pensamiento, te comprendo... o, trato de hacerlo.

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