CAPITULO 12 El ser bajo la luz

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Los hombres se miraban unos a otros, ninguno entendía lo que sucedía y lo que decía el inglés, pero si entendían y sentían la honestidad con la que hablaba el hombre; no ganaba nada con engañarlos, la guerra contra Hades había terminado y Athena h...

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Los hombres se miraban unos a otros, ninguno entendía lo que sucedía y lo que decía el inglés, pero si entendían y sentían la honestidad con la que hablaba el hombre; no ganaba nada con engañarlos, la guerra contra Hades había terminado y Athena había salido vencedora de ella, no ganaba nada con tratar de presentarse como Juez de los Infiernos y precisamente en ese lugar, así que aun sin comprender del todo lo que sucedía decidieron acatar lo que se les indicaba y cada uno comenzó a elevar su cosmos quemándolo al máximo atestiguando sorprendidos como algo intentaba sobrepasarlos sin lograrlo y era repelido por el poder de Athena investido en las armaduras doradas; golpeaba con fuerza contra las paredes del templo y el suelo, levantando y rompiendo lo que tocaba al tacto, incluso choco contra algunas de las columnas que peligrosamente se agrietaban amenazando con desplomarse.

Ciertamente era una situación apremiante y de carácter violento, peligroso y maligno.

Cuando choco contra el techo comenzó a formarse desde el suelo... lanzaba bramidos y gritos que estremecían a los Caballeros por completo y ahí comenzaron a observar a aquel enorme ser cuya silueta se formaba.

La mitad superior de su cuerpo era la de un hombre y la mitad inferior de un animal, su caja torácica mostraba una musculatura exagerada y sus manos parecían más como si fuesen largas garras listas para desgarrar cualquier cosa a su alcance, sus patas eran como las de un chivo o un carnero con pezuñas hendidas en lugar de pies que al contacto con el suelo lanzaban horrendas chispas de fuego, en su cabeza tenía un enorme cuerno que salía de atrás de su cráneo y se enroscaba en su cuello, sus ojos eran rojos, inyectados en sangre y mostraban una furia que no pertenecía a este mundo, por su boca se asomaban unos grandes colmillos afilados y ennegrecidos junto con una larga y enorme lengua bífida que parecía sisear mientras lanzaba cavernosos bramidos. Volteo a ver con furia y repugnancia a los jóvenes Caballeros y una sonrisa retorcida se instaló en ese rostro lleno de llagas sangrantes que hacía resaltar con miedo aquellos horrendos colmillos afilados; de sus brazos, piernas, abdomen y patas se ceñían gruesas cadenas rotas y en su espalda grandes y gruesos huesos en forma de púas se asomaban atravesando la piel que sangraba profusamente, al mismo tiempo la temperatura del lugar cayo precipitadamente y aquel horrible frio se hizo presente calando los huesos de los presentes a la par que el vapor salía de sus bocas y los hacia castañear los dientes, junto con un aroma fétido que parecía taladrar los sentidos y llegar hasta el mas profundo de los rincones del lugar y del olfato de los jóvenes que se encontraban más que impactados.

Voces del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora