CAPITULO 7 Cena

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Esa noche Camus bajo al Partenón para cenar obedeciendo a la invitación de Eunice y la sugerencia de aceptarla de Hyoga y Milo

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Esa noche Camus bajo al Partenón para cenar obedeciendo a la invitación de Eunice y la sugerencia de aceptarla de Hyoga y Milo.

Al ir bajando, frente a al templo de Virgo nuevamente se encontró a Shaka y Deathmask platicando muy interesados

-Buenas noches –los saludo como era su costumbre

- Buenas noches –le contestaron ambos hombres.

Deathmask lo miro de reojo cuando el francés pasaba a su lado y antes de que se alejara más lo detuvo llamándolo

-Camus... -

El joven volteo

– ¿Si Death? –

- ¿Sucede algo? –

- Nada, solo voy a cenar con Eunice ¿Por qué lo preguntas?, ¿pasa algo? –

- No es nada, olvídalo... que te la pases bien y saluda a Eunice de nuestra parte –

- Gracias, con su permiso –

Shaka y Deathmask esperaron hasta que el joven se había alejado una distancia considerable cuando Shaka pregunto

- ¿Qué sucede Death? –

- Es solo que... me dio la impresión de que hacia frio, como si la temperatura hubiera descendido de pronto –

- Con Camus eso es normal –

- Si, supongo... y... ¿Qué paso contigo? –

- Yo... me sentí inquieto al percibir la presencia de Camus –

- Yo también... será mejor que dejemos por un tiempo el tema... creo que nos está poniendo nerviosos –

- Concuerdo contigo... será mejor que no lo mencionemos o nos terminaremos sugestionando... bien hasta mañana Deathmask –

- Hasta mañana –

Y con eso el guardián del templo de Cáncer dejo al de Virgo para poder retirarse a descansar, aunque no podía quitarse de la mente la sensación de inquietud e incomodidad que sintió al ver a Camus, incluso percibió cierta pesadez a su alrededor y un leve dolor en la boca del estómago, sin embargo, prefirió ya no darle más vueltas al tema, creyendo que tanto hablar de eso comenzaba a sugestionarlo a él y a su compañero.

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Mientras tanto Camus llegaba a donde se encontraba Eunice y llamo a la puerta, esperando un momento a que esta abriera.

Una sonriente Eunice le recibió invitándolo a pasar, pero al verlo con la luz de la estancia noto que el joven aunque ese día portaba ropa casual, pero elegante, compuesta por una camisa blanca de manga larga con el coqueto detalle hecho por Milo de dejarle los dos primeros botones desabotonados, pantalón azul marino de vestir y sus zapatos negros de vestir bien voleados, la joven noto de inmediato el semblante un tanto descompuesto y hasta pálido del joven acompañado de los rasguños en su cara y su labio, noto también algunos rasguños en sus manos y hasta uno que otro moretón que lograba sobresalir de debajo de la tela de la camisa en su pecho.

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