CAPITULO 3 Susurros

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Hyoga ayudo a su maestro a tomar asiento en una silla junto a la amplia cama de una de las habitaciones adyacentes al templo Patriarcal, el ruso se sentó en el suelo observándolo, no intento interrogar a su maestro, estaba más preocupado por él; al sentarse Camus lo miro y Hyoga pudo notar la interrogante en los ojos del mayor y contesto dirigiéndose a el

-Cuando llegamos había agua por todos lados, lo buscamos, pero al no encontrarlo... yo... me aterro la idea de que le hubiese sucedido algo, así que entre al agua y nadé buscándolo hasta que lo encontré entre unas rocas... yo... tuve mucho miedo... creí que... -Hyoga miro a su maestro y este noto la angustia que sentía el mas joven por la sola idea de volver a perderlo.

Camus lo miro y no pudo evitar sentir un sentimiento de ternura y agradecimiento al ver a su aprendiz tan angustiado; Hyoga guardo silencio unos segundos y reponiéndose de los sentimientos de ese momento se puso de pie y continúo hablando

-Sera mejor que se bañe... ya ha permanecido mucho tiempo con esas ropas mojadas –le sugirió el ruso mientras salía de la habitación y llamaba a una de las doncellas para que preparara el baño.

Camus entro a la bañera dentro de esa habitación grande y ciertamente lujosa, propia de ser una de las habitaciones Patriarcales, pero no la principal, donde dormía Shion.

Las primeras gotas de agua caliente comenzaron a caer sobre su cuerpo y ciertamente aquellas le hicieron sentir mucho mejor a su maltratado y adolorido cuerpo, aunque en circunstancias normales el joven no gustaba de bañarse con agua caliente por su propia naturaleza de hielo, en ese momento el agua le pareció agradable y confortable; poco a poco sentía como sus músculos se relajaban con el vapor y la humedad. Camus cerro los ojos dejandose llevar por la relajación y las gotas de agua recorrer su cuerpo, dejando surcos brillantes sobre su piel fría y sus músculos trabajados y definidos, cuando comenzó a recordar algo... era...

-Volviste... - Camus se sobresalto de golpe abriendo los ojos en el acto; había jurado que había escuchado algo antes de ser golpeado por la presión del agua y eso lo había distraído para evitar la situación pero, lo pensó... recordó no ver a nadie tras suyo cuando volteo en ese infinitésimo segundo y nuevamente un escalofrió trepo por su espalda, sin embargo, sacudió la cabeza tratando de sacar esa idea de su mente racional, aquello solo había sido parte de su imaginación y la conmoción del momento; volvió a su posición inicial dentro de la bañera y trato de relajarse nuevamente, restándole importancia al asunto.

Al salir del baño, el hombre encontró ropa y otra toalla seca sobre la cama, dejadas por su aprendiz, cosa que de nuevo agradeció el mayor. Después de haberse secado y cambiado encontró a Hyoga en la cocina, platicando con algunas de las doncellas que risueñas y coquetas le hacían platica al atractivo rubio mientras preparaban la comida que este les había solicitado. Camus se acerco y observo las ollas al fuego que hervían y los preparativos de la comida cuando el chico volteo alegre

Voces del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora