A pasado tiempo desde la batalla contra Hades y Athena tendrá que enfrentarse contra un viejo enemigo que ha esperado por mucho tiempo la caída de la diosa.
¿Será que un viejo recuerdo quiere contar su historia para poder escapar de su soledad y su...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mu y Aldebarán caminaban entre las personas siguiendo a Shura que entraba de un local a otro en librerías muy antiguas del pueblo, estaban vestidos de civil, pero sin dejar de lado su casual estilo propio y esa elegancia altiva que aun sin armadura los caracterizaba como Caballeros Dorados.
Mu vestía con las ropas típicas de Jamir; una camiseta de colores neutros con un Antaravasaka rojo echado sobre su hombro izquierdo y sujeto con un cinto blanco que lo ceñía a su fornido y atlético cuerpo, unos pantalones de color gris que llegaban a media espinilla y unos humildes zapatos de color ocre. Su cabello largo y sujeto por un listón blanco lucia aquel bello color lila que no hacia mas que resaltar la belleza característica de los habitantes de Jamir junto con las dos marcas en su frente que acentuaban sus rasgos delicados pero varoniles en su atractivo rostro.
Aldebarán por su parte portaba una playera ocre clara que demostraba su gran musculatura y junto a su gran altura lo hacían verse intimidante aunque de sobra se sabía que aquel hombre era amigable y hasta cariñoso con los que le rodeaban, sus pantalones azules de mezclilla lo hacían lucían lucir casual junto con las botas de uso rudo que utilizaba; su piel bronceada, lo hacia verse atractivo y aunque sus rasgos faciales eran algo toscos no cabía duda que su mirada guardaba todo el sentimentalismo que lo caracterizaba.
Shura portaba una camisa de botones blanca con una chaqueta negra encima, su pantalón casual de color oscuro le hacía juego y al mismo tiempo lo hacía verse rudo, pero con ese aire juvenil pero serio de su carácter con su característico cabello levemente despeinado que coronaba su piel de tono claro y aquellos ojos penetrantes y hasta fríos que hacía recordar lo fiel que le era a Athena. Su acento español no hacia mas que dejar suspirando a una que otra mujer que lo escuchaba y ese gusto por portar una pañoleta colocada prolijamente alrededor de su cuello y dejando caer las puntas por su fornido pecho no hacían mas que incentivar las hormonas de las féminas que lo veían pasar.