CAPITULO 1 LA RESURRECCION

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El sol relucía pegando contra las paredes recién restauradas de aquellos 12 palacios, sus colores mostraban un deterioro considerable después de tantas batallas libradas en aquellos parajes y que encerraban en medio de cada piedra los sentimientos...

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El sol relucía pegando contra las paredes recién restauradas de aquellos 12 palacios, sus colores mostraban un deterioro considerable después de tantas batallas libradas en aquellos parajes y que encerraban en medio de cada piedra los sentimientos impérennos de los que allí habían dejado sus jóvenes vidas por salvar a la tierra del colapso y los caprichos de los dioses que la habían azotado con sus batallas incesantes desde hacia tanto tiempo que las cicatrices se volvían huellas indelebles en las mentes y corazones de los guerreros que allí vivían, entrenaban y morían.

La nitidez de aquellas viejas paredes contrastaba con los que se percibía en el aire... era eso... un aire melancólico, solitario y fúnebre desde que los habitantes de Santuario habían muerto en el Hades y ahora solo vagaban por aquellos 12 palacios unas cuantas figuras; niños aun, que habían logrado sobrevivir a la cruel guerra que se cerniera tiempo atrás.

Saori vivía en el Santuario, dejando atrás su vida como una joven común y corriente para tomar su papel como diosa de la guerra dentro de Grecia, cuidaba y restauraba lo que podía en él, donde incluso el templo de Virgo y Cáncer habían sido reedificados, solo acompañada por sus últimos 5 caballeros que la habían defendido contra el dios Hades.

Seiya había logrado sobrevivir y reponerse a la herida infligida por la espada de la deidad de los infiernos y después de mucho tiempo de hospitalización y esfuerzo logro salir adelante con la ayuda de su hermana que decidió vivir cerca del Santuario para no volverse a separar de él, Shun había renunciado por completo a su título divino y había vuelto a rehacer sus votos para con Athena, Shiryu visitaba con frecuencia el Santuario al decidirse a permanecer viviendo una vida mas pacifica al lado de Sunrey en los 5 picos del Monte Rozan de China, Ikki como era de esperar iba y venía sin saber exactamente a donde pero siempre velando por la seguridad de Athena y sus compañeros de armas y Hyoga había decidido vivir permanentemente en el Santuario custodiando la casa que fuera de su maestro... de Acuario... de Camus.

Este era ahora el Santuario, un lugar donde se percibía el aroma de la soledad y la muerte, hacían falta sus moradores dentro y fuera de los corazones de los sobrevivientes de aquella guerra.

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Saori estaba en su templo, desde su trono observaba las recientes restauraciones acompañada de Seiya, en su rostro se dibujaba la madurez y experiencia que había adquirido con las vivencias anteriores, sin embargo, un sentimiento de tristeza y soledad pasaba por su mente desde hacía ya un tiempo

- ¿Saori? – la joven Athena fue sacada de sus pensamientos por la voz de Seiya que la miraba atento –¿Saori que piensas? –

- ¿Qué?... discúlpame Seiya... ¿qué me estabas platicando? –

Seiya la miro comprensivo. De sobra sabía que Saori tenía muchas cosas en que pensar, a pesar de haberse acabado las batallas por el momento aun había peligros que acechaban a la humanidad y Saori debía pensar bien en cómo enfrentarlos después de todos los problemas que había pasado en los últimos 3 años como la divinidad que ahora representaba.

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