Capítulo 3

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Pude saber que ya había amanecido al sentir un leve rayo del sol posado sobre mi rostro, ahora me arreglaré un poco para conocer a las personas que me dieron la oportunidad de quedarme en tan bella casa y así salir a trabajar.

Hola Michelle, ¿Pudiste descansar? -Pronunció Richard.-

Si, gracias por preguntar. -Le respondí con tranquilidad.-

Ahora es momento de presentarlos. Ellos son la familia Fredricksen, aquel señor es Joaquín, el propietario de la casa  y ella es Eleanor esposa de Joaquín y también propietaria del lugar. -Dijo Richard haciendo que nos dirigiéramos hasta donde se encontraban los señores.-

Buenos días señor y señora Fredricksen. -Pronuncié con una pequeña sonrisa algo tímida.-

Buenos días jovencita, es un gusto conocerte.- Pronunció con amabilidad Joaquín.-

Buenos días linda, ¿Ya desayunaste algo? -Pronunció dulcemente Eleanor.-

En realidad no, tenía pensado ir por algo para comer en el camino. -Pronuncié jugando con mis manos.-

No hay necesidad de que hagas eso, aquí lo tendrás todo. -Pronunció guíandome hasta el comedor donde ya estaba servida variedad de alimentos.-

Me da mucha vergüenza no pagarles por esto. -Pronuncié apenada.-

Nada de eso señorita, si tu estas cumpliendo con la condición que te comento Richard no debes de sentir vergüenza. -Pronunció Joaquín.-

Muchas gracias. -Pronuncié regalandoles una sonrisa.-

Terminando de desayunar me dieron las 6:30 Am. Así que agradecí una vez más por el desayuno, cepille mis dientes y tomé un taxi para llegar a tiempo.

Durante el trayecto iba mirando cada pequeño detalle de Los Ángeles, sin duda alguna es una hermosa ciudad. Aunque iba sumida en mis pensamientos mi mente volvió a la realidad al ver que iba llegando, baje del taxi y ahí estaba el gran letrero que decía: Alfred Coffee Melrose Place.

Buenos días, ¿Estás lista? -Pronunció la mujer de tez morena de la noche anterior.-

Buenos días, estoy lista. -Pronuncié con entusiasmo.-

Bueno por ahora solo hay que organizar las mesas y pronto comenzaran a llegar los clientes. -Pronunció entregándome un lindo mandil.-

Acto seguido comencé a organizar las mesas hasta que llegó el primer cliente.

Hola bonita, ¿Eres nueva? -Pronunció una mujer de edad avanzada con voz muy dulce.-

Hola señora, efectivamente. ¿Le puedo ayudar en algo? - Pronuncié regalándole una sonrisa.-

Bienvenida, me gustaría beber un café con poca azúcar y acompañarlo con tres galletas. -Pronunció sentándose en una de las mesas.-

Gracias, en un segundo vuelvo con su pedido. -Dije retirándome.-

Durante todo el día estuve de un lado al otro atendiendo clientes, hasta que cayó la noche. Fui a entregar el mandil y a recibir el informe de mi trabajo. Necesitaba saber si el trabajo era mío, era algo que me había tenido pensativa todo el día.

Excelente trabajo, pero nunca pregunté tú nombre, ni te deje saber cual es el mío. - Pronunció en busca de una respuesta aquella mujer de tez morena.-

Me llamo Michelle y si, tampoco sé tú nombre. -Pronuncié expectante a su respuesta.-

Mucho gusto Michelle, yo soy Alaia y vengo de Cuba. Por tu acento podría deducir que eres de Colombia. -Pronunció dándome una gran sonrisa.-

Estás en lo correcto. -Asentí levemente con la cabeza.-

Bueno ahora hablemos de tu trabajo. Hoy estuvo nuestro supervisor aquí y de acuerdo a lo que vio que hacías tomo la decisión de aceptarte, el trabajo es tuyo a partir de hoy, pero me pidió preguntarte un par de cosas. ¿Sabes algo sobre cocina?¿Eres artista de qué tipo? -Pronunció sin dejar de mirarme.-

¡Omg!. Necesito demasiado el trabajo, gracias. Sí sé de cocina, la verdad se me da muy bien. Y en cuanto a mi parte artística, yo soy actriz y pintora. -Pronuncié sin dejar de observar sus gestos.-

Perfecto, el supervisor dijo qué si sabías de cocina podrías ser parte del equipo de cocina y cuando la ocasión lo amerite serás mesera. Hablando de tu lado artístico, está cafetería apoya los talentos y cada miércoles nos dedicamos a enseñar lo que sabemos hacer. ¿Te gustaría unirte?. -Pronunció esperando mi respuesta.-

Claro me encantaría, una vez más gracias. -Pronuncié mientras salía dirigiéndome a casa.-








Gracias por leer, ¡Esperen el próximo capítulo muy pronto!

Enséñame A Amar | Richard Camacho ¡Terminada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora