salió y encontró a Gerald apostado en la pared.
– Ha estado aquí, ¿ no se ha retirado? – asintió. – Minerva, ¿no lo ha visto?.
– No, no ha pasado por aquí.
– Gracias al cielo, si lo ve puede castigar a mi niña, o dejarlo para que la comprometa – tembló, Antia sabía las intenciones de Minerva.
– Tranquila, Minerva no sabrá que estuve aquí, ahora dime; ¿Por qué lady Ashford estaba tan consternada?.
– Es que...– se estrujó los dedos.
–Dime la verdad, no me mientas – negó, no quería que nadie supiera lo que habían descubierto.
– Ay... no puedo – volvió a estrujar sus dedos.
Dio media vuelta para meterse en la recamara antes que el señor Griffing la retuviera por más tiempo.
Gerald sonrío, la cortejaría y convertiría en su esposa.
Ya verás, te haré inmensamente feliz; tu doloroso pasado sería un lejano recuerdo.
Se alejo, regresaría a ella.
Debía cumplir la promesa que le había hecho a Silence sobre convertir la vieja cabaña en un pequeño lugar donde ella pudiera tocar sus amados instrumentos.
Cabalgó hasta su propiedad, al llegar a las altas rejas de hierro se detuvo para contemplarla; sabía que Silence sería muy feliz allí.
– Mi lord, ¿Cómo está? – hizo una reverencia ante su amo.
– Excelente, cómo han estado las cosas aquí?.
– Todo en orden señor – informó.
Traspasó las puertas de la propiedad, hacía días que no veía a su hermana.
Las puertas fueron abiertas por su mayordomo, quién lo recibió complacido.
–Mi lord, bienvenido – Artemio hizo reverencia ante su amo.
– Gracias; mi hermana, ¿está en la mansión?
– Si mi lord, esta en la sala de bordado.
– ¿¡ Hermano !? –Dacy corrió al verlo llegar – ¿Cómo te ha ido?, haz logrado tu cometido.
–Aun no, estoy en eso, pero créeme voy por buen camino.
Sonrió, la felicidad se reflejaba en su mirada.
– Quiero que me secundes en algo – pidió mirando los azules ojos de su hermana.
– ¿En qué? – inquirió ansiosa.
– Eres muy curiosa – sonrío antes de besar la frente de Dacy – En muy pocos días retorna el administrador de Orange, deseo hacerme pasar por el administrador de esta propiedad, deseo traerla para que la conozcas.
Sonrió emocionada, ya deseaba conocerla. Conocer a la mujer la cual era la causante de la felicidad de su querido hermano.
– Deseo que ese día llegue.
– Pronto hermana, pronto la conocerás, primero debo acercarme más a ella, ganarme su confianza.
ORANGE ROSES...
Silence miraba llena de tristeza por la ventana, había vuelto a su estado de mutismo.
Antia la miraba muy preocupada, su lady había avanzado mucho los últimos días; y ahora. Había vuelto a enmudecer.
– No se sumerja en su silencio, hableme, dígame algo – pidió con un nudo en su garganta.
Negó vigorosamente.
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ORANGE ROSES..... EL SILENCIO DE TUS LABIOS...
RomanceSilence, así la llamaba todo el que la conocía, su madre y hermanas la odiaban desde que tenía uso de razón, ¿ Porqué?. No lo sabía. Tratada como la sirvienta, huérfana y muda se preguntaba una y otra vez por qué es madre la había dejado abandonada...